El tiempo de Bernarda, la edad tostada
Bernarda Trujillo habla despacio, como pensando cada palabra, eligiéndola bien entre las muchas que ha conocido en sus 84 años de vida, como sí al hablar, también escribiera uno de sus poemas.
Uno de tantos, como los que anota en servilletas, en papeles sueltos, ahí donde la inspiración la alcanza. Esos mismos que compiló bajo el nombre de Mi edad tostada , su primer libro.
"Para qué tantas apariencias en la vida,/ si nos llega la muerte sin pensarlo", dice su poema Vanidades . Y entonces Bernarda lo aplica a pie juntillas: ella es lo que es, jubilada de la Universidad de Antioquia, enamorada por la escritura y estudiante de literatura...
Su aprendizaje comenzó hace cuatro años, cuando se inscribió en el Taller de Literatura que dirige el escritor Luis Fernando Macías. Y desde entonces, cada martes, de 12:00 a 2:00 de la tarde, se sienta con sus compañeros de clase a hablar de libros, de cuentos, de escritores... y a leer las composiciones de unos y de otros.
"No soy solo la mayor, sino que podría ser la abuela de todos ellos, pero he aprendido muchas cosas de sus lecturas, de las correcciones que ellos me hacen, de todo".
Como la piel
¿Qué de dónde nació ese nombre? Bernarda busca en sus recuerdos y rápidamente refiere la historia. "En un almuerzo en Pies Descalzos nos encontramos al entonces candidato Alonso Salazar. Yo saqué una servilleta y le escribí una pregunta: ¿En caso de ganar, que haría por nosotros, los de la edad tostada?. Se la dejé y me fui".
Pero el nombre le quedó sonando y lo recordó al titular su libro. "Además vea, coincide hasta con la piel, que ya la tengo tostada", dice y dibuja en su rostro una sonrisa.
Siempre le gustó escribir, desde joven. Lo hacía en pedacitos de papel, en bordes de periódico... escribe sobre lo que ve, sobre lo que vive, sobre lo que siente.
Por eso el libro es, además de su primera publicación y un sueño cumplido, es la organización de sus papeles sueltos y sus ideas dispersas, que fue acumulando en 24 años de jubilación, desde que dejó su cargo en el departamento de Admisiones de la U. de A.
"Es un libro pequeño, pero lleno de cosas muy grandes", dice Bernarda sobre su trabajo. Y eso que perdió una gran cantidad de poemas, más de 300, listos para la revisión. "Luis Fernando me dijo, vuélvalos a escribir... hágase otros". Y eso hizo.
Le gusta leer de todo, no elige autores, pero siente predilección por Jorge Luis Borges. "Pero en mis textos no hay una solo palabra de otro autor, todo lo que escribo es de mi propio sentir".
Ahora espera tener tiempo, "que Dios me dé unos días más", para publicar un segundo volumen de sus poemas para el que ya tiene "algunas cositas previstas".
Mientras sigue anotando en sus hojitas sueltas y en las servilletas, que para ella tienen mil usos, entre esos, poder escribir.