El valor que tiene Óscar Murillo
El colombiano es uno de los artistas más cotizados. Un joven con talento, que apenas empieza.
El nombre de Óscar Murillo apareció un día, de repente, acompañado de un precio, muy alto, por una de sus obras. Se supo, entonces, que era artista, colombiano, de 28 años, pero que no vivía en el país porque sus padres se lo llevaron a Londres cuando tenía diez.
Es moreno. De pelo crespísimo. Nació en 1986, en febrero, en La Paila, Valle del Cauca. Sus padres trabajaron en limpieza, allá en el otro lado del océano, y él también, aunque fue asistente de profesor, se decidió por la limpieza porque le pagaban lo mismo, se ocupaba menos tiempo y se podía dedicar al arte el resto del día que le quedaba.
Aunque Óscar, contó él en una entrevista publicada en la revista Bocas, no quería estudiar arte, porque pensó lo que muchos piensan: que el arte no le daría un trabajo. Estudió animación, duró dos semanas, no aguantó y se pasó a la Facultad de Artes de la Universidad de Westminster. Después daría un paso más grande. Aplicó a la maestría del Royal College of Art. Tenía buenas notas y un buen portafolio. Óscar Murillo entró, becado, a una de las instituciones más prestigiosas, a las que muchos no pasan.
Quizá esa sea una de las primeras explicaciones para entender por qué es ahora uno de los artistas más cotizados, con precios a los que solo han llegado, en ejemplos colombianos, Fernando Botero y Doris Salcedo.
Una trayectoria corta
Las noticias han sido muchas. En julio, una de sus obras fue vendida por 391.475 dólares, por la casa londinense Christie’s. Sotheby’s vendió otra por 177.456 y Phillips por 224.145. Los dos números en dólares. La famosa Saatchi Gallery, propiedad de Charles Saatchi, uno de los coleccionistas más importantes de Gran Bretaña, compró ocho de sus pinturas. En 2012 pasó una residencia con la familia Rubell, reconocida por su colección de arte. Leonardo DiCaprio se gastó, en septiembre, más de 400 mil dólares en uno de sus trabajos, pagando más de diez veces el valor original. La galería Caylus, de Madrid, tiene en venta por estos días un par de retratos, por 450 mil dólares, en la Feria Frieze de Londres.
La trayectoria de este joven pasa también por 20 exposiciones en galerías londinenses, pero todavía no es suficiente para dejar de preguntarse qué pasa con su obra, que vale tanto.
"Él es un hombre inteligente, que está en una escuela muy prestigiosa, o sea, que tiene preparación, determinación, pero además ha contado con la suerte de tener personas detrás de él que le dan un empujón, ya no en el arte sino en el negocio", dice el profesor Gustavo Arango, del área lenguajes del arte de la Universidad Bolivariana.
Para muchos expertos es extraña la situación. Lucrecia Piedrahita, curadora de arte, señala que estaba en el lugar correcto, en el momento indicado y tenía las citas con las personas que era.
"Empieza a ser reconocido porque alrededor de su trabajo se hacen especulaciones desde el mundo del arte. El gran público lo conoció por esas cifras de dinero altísimas, pero no precisamente porque su obra haya entrado con una fuerza contundente y haya propuesto un lenguaje nuevo. Cuando uno inicia a reconocer quién es él y a mirar su proceso, nos encontramos con un artista común y corriente, de tantos otros que tenemos en Colombia, que se la buscan y se la luchan todo el día".
Porque hay algo, por supuesto, que hay que reconocerle a Murillo. Es un artista que estudia, que trabaja, que tiene intenciones y arrojo. Eso sí, falta saber más sobre su arte.
En Colombia, aún, no se conoce un Murillo, de frente, aunque hay expertos como Lucrecia que han empezado a revisar su trabajo, a analizarlo, y les parece que no está haciendo una obra opuesta a la corriente de lo que la mayoría de artistas contemporáneos está haciendo: el tema de lo urbano, del grafiti, del lienzo sucio, al estilo de Jackson Pollock, la mezcla de técnicas.
"Considero que es un artista en formación. Su obra no tiene una individualidad, con un sello particular que diga esa obra la hizo Óscar Murillo. Creo que está en la búsqueda y el coleccionista europeo está encontrando un cierto desparpajo, el abordar la obra sin ningún tabú, el lienzo pasado por sus miles de manos y esa carga emocional tan importante". De todas maneras, a ella le parece importante aplaudir lo que está pasando con este colombiano. "No podemos pensar que solo unos pocos artistas colombianos acceden a un circuito internacional y eso es lo que tenemos valorar".
Gustavo explica, no obstante, que habrá qué esperar qué pasa con este artista, porque hasta a él mismo lo han sorprendido los precios. Habrá que esperar si no es solo una burbuja del mercado y, por tanto, puede mantenerse vigente en el tiempo. Está muy joven para su carrera. "Saber si va a sobrevivir al futuro es muy complicado. El arte, al fin y al cabo, tiene una característica: quién define si es arte o no, son las generaciones siguientes".