Histórico

El yugo del centralismo

24 de julio de 2011

El federalismo es un tipo de organización política, en la cual el poder central de un Estado se encarga de temas de interés superior, como la seguridad y la defensa nacionales, la soberanía, la diplomacia etc., y otorga cierta autonomía a los estados asociados, sobre todo en el ámbito administrativo.

Países como Alemania, Argentina, Brasil y Estados Unidos, han adoptado con éxito este tipo de doctrina política, logrando que el desarrollo de sus regiones impulse el desarrollo de todo el país de manera conjunta y solidaria.

Según la Constitución Política, Colombia es un país con un ordenamiento de tipo descentralizado en lo administrativo, pero centralizado en lo político.

Sin embargo, las decisiones importantes de lo que pasa en algunas regiones del país aún se toman desde un escritorio en la capital.

No obstante, con esto no busco evocar una confrontación civil como la que tuvo lugar durante la denominada "Patria Boba", entre centralistas y federalistas, ni una intención separatista, sino por el contrario, quiero hacer un llamado a las regiones que tienen un alto potencial de desarrollo gracias a la calidad humana de su gente, para que comiencen la búsqueda de una mayor autonomía desde sus territorios, aunando esfuerzos para que su desarrollo sea concebido desde lo local mediante iniciativas propias, y no impuesto desde el Gobierno Nacional.

En el artículo 306 de la Constitución Política se establece que "Dos o más departamentos podrán constituirse en regiones administrativas y de planificación, con personería jurídica, autonomía y patrimonio autónomo".

Esto lo entendió y adoptó muy bien la "Región Caribe", la cual ya lideró mediante voto popular, la institucionalidad de esta entidad territorial de derecho público, siendo hoy una realidad. Asimismo, se escuchan iniciativas como la Región Noroccidental y la Región Pacífico.

Esperemos que estas iniciativas prosperen, porque es difícil ver cómo el "gobierno de la prosperidad", no le permita a un departamento ser eficiente en un trámite que beneficia a la gente.

Tal como le sucedió recientemente a la Gobernación de Antioquia con la iniciativa para adquirir una máquina especial para ofrecer servicio a los habitantes del departamento de obtener el nuevo pasaporte sin tener que incurrir en una espera de ocho días, al tener que enviarlo a Bogotá para su realización; pero la Cancillería le puso freno a esta iniciativa.

El Presidente Santos quiere, con el nuevo Régimen de Regalías, que alcaldes y gobernadores se asocien en proyectos regionales y los saquen adelante, pero con el "acompañamiento" del Gobierno Nacional.

Pero, ojalá este acompañamiento no se parezca al que le ofreció recientemente a la ciudad de Medellín, con la autorización por parte del Ministerio de Hacienda y Crédito Público para adquirir un préstamo ofrecido por la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) para la construcción del tranvía, para el cual, aparte de la demora en su entrega, el Gobierno no se comprometía siquiera con un solo centavo, así la Ley 310 (Ley de Metros) estipule que la Nación debe aportar entre el 40% y el 70% en este tipo de proyectos.

Así como personajes de la Independencia de Colombia se resistían al centralismo ejercido desde España en aquella época, los colombianos deberíamos oponernos al atraso que causa el centralismo en algunos territorios regiones del país en pleno siglo XXI, porque las regiones deben ser las protagonistas de su propio desarrollo y tienen derecho a que no les pongan trabas a los proyectos que promueven el desarrollo económico y social de su territorio.

* Miembro del Programa Jóvenes Pioneros de EL COLOMBIANO.