En Abu Dabi, el inglés
tiene acento paisa
Por su kandora blanca, turbante y barba, cualquiera diría que es un sultán sacado de Las mil y una noches. Y los árabes lo han tratado como a uno de los suyos: llevaba poco tiempo en Abu Dabi cuando varios se le acercaron y comenzaron a hablarle. Pero él, apenas con nociones básicas del idioma del desierto, les contestó que hablaba inglés y que era colombiano.
Nacido en Zarzal, Valle del Cauca, pero criado en Medellín, Héctor Fabio Díaz se estableció en Emiratos Árabes Unidos (E.A.U.) hace cuatro meses. Llegó con otros 400 profesores estadounidenses, canadienses, ingleses e irlandeses a dictar inglés en colegios públicos.
Antes de desembarcar en Oriente Medio, Fabián, como le dicen muchos, enseñaba español y francés en Greensboro, Carolina del Norte, E.U. Licenciado en Lenguas Modernas de la Universidad Pontificia Bolivariana, trabajó en el Palermo de San José, The New School, el Colombo Americano y viajó a Estados Unidos, donde se desempeñó en Georgia y las Carolinas.
Estaba en la del Norte cuando se enteró por Internet de una convocatoria del Ministerio de Educación de E.A.U. Lo entrevistaron en Nueva York y pasó. Viajó en agosto a Abu Dabi, la capital, donde les enseña inglés a muchachos de grados 11 y 12.
Un árabe más
Por la disciplina y religiosidad que se manejan en los colegios públicos árabes, el profe los compara con seminarios y conventos. Unos para varones y otros para mujeres; en ningún caso mezclados.
A los hombres que reciben sus clases les encanta el fútbol y saben del Pibe, René, Leonel y hasta de los desconocidos que juegan allá. Y se enloquecen con las caderas de Shakira, la libanesa, según ellos.
De domingo a jueves (días laborales), a las 4:30 a.m., el primer canto de oración de los musulmanes despierta a Fabián. Vive solo en un hotel, en el oriente de la ciudad, con todos los gastos pagos por el Gobierno. Se va en taxi hasta el hotel donde vive un colega gringo y de allí viajan una hora hasta el colegio.
A las 6:30 de la tarde, cuando los musulmanes entonan su cuarta alabanza en dirección a La Meca, Fabián vuelve a casa y prepara las salidas con sus colegas extranjeros, a tomarse unas copas "en los bares de los hoteles" - enfatiza -, "porque respetamos mucho la cultura árabe".
Con ellos va a las playas de Abu Dabi los fines de semana y planea ir a Tailandia en enero. Es un enamorado de los viajes, por ello sueña con "darle la vuelta al globo, enseñar un par de añitos en China y regresar a Colombia en cinco años a fortalecer la educación pública en idiomas, culturas y respeto a las etnias indígenas".
En pleno diciembre, seguirá enseñándoles a los musulmanes y fascinándose con la cultura de las tierras de Alá.