Histórico

En El Salado, la amenaza de un alud no desaparece

AUNQUE SE RESTABLECIÓ el paso por la vía, las autoridades advierten que el riesgo en la zona todavía está latente. Un segundo derrumbe, que se presentó hace pocos días, obligó a la evacuación de 28 familias.

08 de noviembre de 2011

La imagen de una montaña descarpada, sin ninguna capa vegetal, da cuenta de los estragos que dejó el deslizamiento de tierra que obligó al cierre de la vía que conduce al parque ecológico El Salado, hace unos 20 días.

Aunque los vecinos en el sector de Playa Rica, en Envigado, se sienten tranquilos y hay maquinaria en la zona para despejar la vía cada que cae tierra, el talud se mantiene como una amenaza.

Aurora Betancur, quien hace más de 18 años reside en el sitio, comentó que pese a que en Semana Santa del año pasado, cuando cayó un primer deslizamiento, ella y sus vecinos tuvieron pánico ante la inminencia de una avalancha, ahora creen que esa posibilidad es muy remota.

"Solo a algunos los mandaron a evacuar y nadie de la administración nos ha vuelto a decir que hay peligro", dijo la mujer, cuya casa está ubicada a unos 200 metros de la montaña. Eso sí, admitió, que lo único que la inquieta es que haya un taponamiento de la quebrada La Ayurá, que pasa justo por debajo del morro.

Sin embargo, la tranquiliza el hecho de que la Alcaldía haya dispuesto de una máquina retroexcavadora, las 24 horas del día, para que remueva de manera constante la tierra que va cayendo.

Así, más que el peligro de que haya otro alud, a Aurora y a varios de los habitantes de este sector lo que los angustia es pensar en la desvalorización que sufrieron sus propiedades, pues como ellos mismos aseguran "nadie va a querer comprar una casa que tenga semejante paisaje".

Orden de evacuación
La de Gloria Patricia Bolívar fue una de las 28 familias evacuadas hace 20 días de la zona, que limita por un costado con la montaña, justo cuando se presentó el segundo derrumbe que afectó parte de las obras de mitigación que se habían ejecutado en el sitio.

"Para el lado de nuestras casas no ha caído tierra, pero había unas grietas muy grandes y por eso nos dijeron que estábamos en alto riesgo", explicó Gloria.

Ante la advertencia, ella, su esposo y sus dos hijos tuvieron que irse a vivir a la casa de un familiar mientras la Alcaldía les entrega un subsidio de arrendamiento.

"No nos da miedo volver a la casa porque las grietas se han ido cerrando, pero es mejor esperar a que nos digan que podemos volver", comentó la mujer.

Por su parte, Norela Garcés, quien vive en una de las casas aledañas al morro, teme que la tierra pueda tapar las de sus vecinos. Ella no tuvo que desalojar.

"Me parecería muy triste que mis amigos de toda la vida se tuvieran que ir de acá definitivamente", opinó.

En todo caso, la reapertura del parque ecológico El Salado, que permaneció cerrado un par de días como medida preventiva mientras se analizaba el riesgo, les da confianza a los habitantes de Playa Rica de que pese a la imagen amenazante que exhibe la montaña, esta no se vendrá abajo.