Histórico

En Italia, Déiber cumple sueño del pibe

UN NIÑO DE diez años que no cuenta con baño en su casa, en Barbacoas, Nariño, tiene hoy la fortuna de mostrar sus condiciones como futbolista en el Milán Junior Camp. Este fin de semana conocerá a Ronaldinho y jugará al lado de varios niños del mundo.

15 de octubre de 2010

Déiber no cuenta con baño en su casa; pero, en cambio, y como contraste, podrá conocer a Ronaldinho.

Extraña paradoja que plantea la vida, de cómo un niño de 10 años, que vive en un pueblo del centro del departamento de Nariño, pueda ir hasta Italia para estar al lado de uno de los ídolos del fútbol mundial.

Por ser bueno con el balón, como lo fue su padre Johan, que no pudo llegar a la primera división, Déiber Caicedo tuvo la posibilidad de disfrutar de esta oportunidad que le permite estar en el Milán Junior Day.

De Déiber dicen que es buen estudiante, un muchacho juicioso, piloso y el mayor de los hijos del hogar conformado por Johan Caicedo y Tania Mideros, quienes habitan una casa de madera en la que no todos pueden dormir en cama diariamente.

Para fortuna de la familia, el brazo del Estado se hizo largo, debido a que ellos hacen parte de la Estrategia Juntos que promueve Acción Social, programa adscrito a la Presidencia de la República.

"Déiber fue visto por un gestor del programa de la Estrategia Juntos, en Barbacoas, y fue hasta Chachagüí - 10 horas de viaje-, para jugar en un selectivo promovido por el Milán, en el que fue seleccionado para ir hasta Italia".

El comunicador Andrés Tamayo Silva da fe de las condiciones del niño que tiene talla mediana, algo delgado, pero que heredó del papá -era volante de marca- sus condiciones para jugar al fútbol.

El pelao de 10 años es niche -morocho-; hincha del Deportivo Cali, el que vio jugar en Bogotá antes de emprender el viaje hacia Milán, donde hoy está en compañía de decenas de niños del planeta que jugarán en 16 equipos durante el fin de semana.

Para el sardino de Barbacoas, éste fue su primer viaje en avión y muchas más cosas que son su debut ante el mundo de las comodidades.

"Mi sueño es poder darle la mano a Ronaldinho y conseguir su autógrafo para que lo ponga en las camisetas que le traeré de regalo a mis amiguitos de Barbacoas que juegan fútbol conmigo".

Esa es la expectativa de Déiber, planteada antes de emprender la aventura italiana, que le permitirá saber de otro mundo, de algo tan diferentes a las necesidades diarias.

Esta vez no irá en mototaxi a las canchas del A.C. Milán o al San Siro para ver jugar a su ídolo Ronaldinho. Hoy montará en un confortable bus, que lo recogerá en las puertas de un hotel cinco estrellas, donde asombrado por los lujos de una habitación que nunca había pensado sería su dormitorio, goza despierto el sueño del pibe.