Histórico

EN LA HOGUERA DE ORDÓÑEZ

25 de febrero de 2013

En la cálida noche del 13 de mayo de 1978, el hoy Procurador General de la Nación se dio cita en el parque San Pío X, en Bucaramanga, para hacer parte de la ceremonia de quema de revistas, periódicos y libros catalogados como inmorales y pornográficos.

Así lo reportó una investigación del periodista Daniel Coronell, que muestra la foto de Alejandro Ordóñez, quien con camándula y megáfono en mano avivaba la hoguera de libros dándoles ejemplo a unos niños.

Obras de todo tipo, entre ellas textos de autores como Carlos Marx, el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau y el padre del realismo mágico Gabriel García Márquez, ardieron junto a revistas y periódicos que según el grupo eran amenazas para la juventud.

Atroz.

Según informó el periodista en Semana, el acto de la quema de textos fue convocado por la sociedad de San Pío X, dirigido por los jóvenes de un grupo llamado Tradición, Familia y Propiedad, al cual pertenecía Ordóñez, y se realizó en desagravio a "Nuestra Señora, la Siempre Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra".

Un acto de fe.

Enfrentado por Coronell, el Procurador no confirmó ni denegó su participación en estos hechos. La respuesta de su oficina fue ambigua admitiendo su intervención en una quema, pero no en esta, acreditándosela a unos amigos de barrio y colegio.

¿Qué clase de joven era el Procurador Ordóñez? ¿Cómo eran sus amigos? En la fecha en que sucedieron estos hechos el Procurador era un abogado de casi 24 años, lo que quiere decir que tenía el conocimiento suficiente para saber que una quema de libros es un acto violento y medieval vinculado al fanatismo ideológico típico de regímenes como el nazismo. Es una forma de censura.

Miguel de Cervantes Saavedra describió cómo el cura y el barbero, mientras Don Quijote dormía, inspeccionaron su biblioteca e hicieron una hoguera con una selección de sus libros que, según ellos, estaban volviendo loco al ingenioso hidalgo. El episodio, conocido como donoso escrutinio, demostró que las páginas se pueden quemar, pero la cultura y las ideas siempre van a triunfar.

¿Se sentirá orgulloso o avergonzado Ordóñez de sus actos de juventud? No es claro. Ya que en su carrera de adulto y trabajo como profesional en el Ministerio Público ha ejercido otras formas de represión, con otros argumentos medievales, defendiendo sus posiciones religiosas y las de la Iglesia Católica, en temas sociales como el aborto, el matrimonio entre parejas del mismo sexo y la descriminalización de la droga.

El Procurador sigue quemando libros. Pero hoy Ordóñez aviva las llamas con las ideas de las personas que quieren debatir abiertamente la separación de las leyes y la moralidad católica. Ya no lo hace cargando una camándula y un megáfono frente a un grupo de niños castos, sino utilizando los micrófonos de la Procuraduría y el poder de negociación de cargos a cambio de iniciar o precluir investigaciones.

El escritor Heinrich Heine, escribió en 1821 en un texto que sin duda el Procurador incineraría, que "ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos". El futuro de muchos temas clave, lastimosamente, están y seguirán estando en la hoguera de Ordóñez.