Histórico

En las noches, la Basílica

Con la técnica videomapping, EPM le rinde un homenaje a la Catedral Metropolitana, a Medellín y a la Navidad.

08 de diciembre de 2013

El sol se iba ocultando detrás de los edificios del costado occidental del parque Bolívar y, al mismo tiempo, los artesanos y vendedores de dulces y golosinas desmontaban los toldos que habían llenado de colores la tarde de San Alejo.

Entre tanto Luis Alfonso Amariles, su hermana, su mamá y la pequeña Isabella, su sobrina de dos años, buscaban el mejor sitio frente al atrio de la Basílica Metropolitana, para no perderse ningún detalle del espectáculo que en pocos minutos presenciarían.

Y unos 10 metros por encima de donde Luis Alfonso y su familia se encontraban, Juan Díaz, director de Diorama, con su equipo de trabajo, ultimaban los detalles de la que sería la primera presentación de la noche del videomapping, una técnica que combina imágenes inanimadas para crear un efecto de movimiento y se proyecta en las fachadas de los edificios.

Ya los toldos no están, y las carpas de Espacio Público también están desmontadas. El escenario está despejado. A las 6:40 de la tarde la fachada de la Basílica Metropolitana se ilumina. En la parte central superior, debajo del reloj, aparece una fecha - 2013- y un calendario anual en retroceso va hasta el año 1890, cuando a Charles Émile Carré le aprobaron los planos para la construcción del templo principal de la ciudad.

De allí en adelante la fachada se convirtió en un telón vivo. La evolución de esa villa de finales del siglo XIX, hasta la moderna capital de hoy se reflejaron en los ladrillos ocres de su construcción romana, gracias a la proyección.

El diseño y construcción de la basílica, la evolución del transporte en la ciudad, el arte y la cultura; los recursos naturales y la Navidad son los cinco segmentos que, representados a través de esta técnica digital de video en gran formato, juegan con la estructura de la Catedral.

La arman y la desarman, incluso dos grandes cascadas de agua fluyen desde sus torres. El ferrocarril sale por su puerta central como si lo hiciera del túnel de La Quiebra.

Un trabajo arduo de tres meses para preparar el guión, se sumaron con una capacidad técnica de 18 potentes proyectores y 20 mil lumens —la medida del flujo luminoso, por primera vez usados en el país—, explica Juan Díaz.

Abajo, ajena a todo el complejo técnico, Isabella Amariles, cargada por su tío, Luis Alfonso, estiraba sus pequeños bracitos para coger las flores gigantes que se proyectaban sobre la fachada: una para su tía, y otra para la abuela.

Al final, una lluvia de luces navideñas explotan desde la fachada y parecen caer sobre los asistentes, que en diez minutos no han dejado de sorprenderse con las imágenes tridimensionales que se mueven a lo alto y ancho de La Metropolitana. "Es un un espectáculo para ver con la familia", dice Luis Alfonso. Y comienza a llegar nuevo público para el segundo show de la noche.