En Sabanalarga temen otra toma de las Farc
Doña María Neida Ortiz señala con la mano la parte del techo de su casa que "se levantó y volvió a caer" el domingo pasado, a las 2:10 de la mañana, cuando un artefacto explosivo que puso el frente 36 de las Farc debajo de un bus, explotó en Sabanalarga.
Justo al frente de su casa fue el atentado, tres casas más arriba queda el comando de Policía, una cuadra atrás el parque principal, donde, como en todo pueblo, está la alcaldía y la iglesia.
Doña María cuenta que desde hace diez años no pasaba algo así en el municipio, que desde el domingo está en toque de queda.
Carlos Arturo Henao Lopera, alcalde de Sabanalarga, dice que ahora entre la gente hay mucha tensión, porque hace mucho "no veíamos cosas así por estos lados".
Y es que las calles empinadas del pueblo están vacías y muchos negocios permanecen cerrados, aunque ya a las 5 de la tarde se dejan ver afuera de las casas, pequeñas estufas y freidores en los que dan vueltas los buñuelos y las empanadas que se venden todas en un santiamén. Eso sí, antes de las ocho de la noche, todos se entran a las casas y hasta el otro día, "por la orden y también por miedo".
Entre uno que otro habitante que se sienta en el parque principal se dice "¿que cómo están las cosa? Pues mal, vaya donde está el bus y verá". Dicen que el frente 36 está en otro pueblos, pero ahora temen que se vuelva a repetir la toma del año 2000.