¿Fiesta de la cultura?
La acción y efecto de asociar desemboca en asociación, que es cumplir en cooperación uno o varios fines. La Administración Municipal, en cabeza de Alonso Salazar, decidió sin ambages asociar políticamente el 19º Festival Internacional de Poesía de Medellín, versión 2009, a la Feria del Libro.
Es un propósito concatenado, una extraña asociación para realizar una finalidad distinta a la cultural: por el Festival de Poesía, su director, Fernando Rendón, invita al reconocido comisario cubano Roberto Fernández Retamar, sobre cuyo hecho dice Víctor Bustamante que se mancilla la libre expresión y se pisotea la poesía, porque este señor representa los trasnochados presupuestos de la Revolución Cubana, aquella de la dictadura Castro I y Castro II, la primera dinastía estalinista del trópico, que impone el vasallaje intelectual.
Por ello, traer a nuestro libre escenario del festival poético a Roberto Fernández Retamar, es "convalidar al verdugo y a la falta de libertad de los escritores en la Isla".
La cultura cubana, en 50 años, ha sido sometida a "talleres literarios" manejados por "cuadros" del Partido Comunista.
Es a este fenómeno que se suma la Alcaldía de Medellín, que celebrará, durante seis meses, los "50 años de la revolución solidaria" de Cuba. Esta lamentable asociación para conmemorar la dictadura y régimen de terror de Fidel Castro es una bofetada a la libertad de expresión de nuestro arte americano.
En lugar de una fiesta de la cultura en torno a la poesía y el libro, Fernando Rendón y Alonso Salazar, la convirtieron en un vulgar evento politiquero. La historia nos dice que el acta de defunción de la cultura cubana la firmó el propio Castro I, en 1961, cuando hizo censurar un documental PM, dirigido por Orlando Jiménez Leal y Sabá Cabrera Infante, pronunciando un discurso estalinista, "Palabras a los intelectuales", en el que determina, sacando su pistola y colocándola sobre el escritorio, como cualquier gángster: "Dentro de la Revolución, todo, fuera de la Revolución, nada", excluyendo de tajo cualquier tipo de crítica.
¿Es esta la celebración de festival y feria que merece el bizarro y libre pueblo antioqueño? ¿En dónde queda la moral de una administración que, con nuestros recursos públicos, conmemora una dictadura responsable de miles de muertos tras ejecuciones sin fórmula de juicio, de miles de encarcelados por pensar diferente, de campos de concentración para homosexuales, de millones de exiliados y la falta de libertad para la verdadera Cuba?