Franco descubrió el Sueño de Juan Pablo
SE TRATA DE un cuadro hecho en la técnica de la aerografía en el cual el artista de Sabaneta plasma una visión que tuvo con el Papa que murió hace 5 años y dejó todo un legado de humildad para la humanidad.
De un sueño revelador nació el homenaje tal vez más bello que antioqueño alguno le haya hecho al Papa Juan Pablo II.
La visión la tuvo Ismael Villamarín Franco, un artista de la aerografía a quien el sumo pontífice más carismático de los últimos siglos le cambió la vida y le inspiró la que hasta ahora él considera su mejor obra.
Se llama "Sueño de Juan Pablo" y nació de una visión que Franco tuvo una noche en la que se acostó, dice él, con el alma hecha pedazos.
"Fue un domingo 15 días antes de la Semana Santa de hace un año. Yo tenía mil problemas y la rogué mucho a Dios para que me ayudara a mí y a mis hijos. Siendo la madrugada, tuve un sueño: yo estaba como volando por un cielo muy azul y nubes blancas, de repente pasó un avión, me acerqué y miré hacia adentro. Entonces vi al Papa Juan Pablo II recostadito y dormido, una imagen totalmente dulce y tierna".
Franco, que ya sabía la importancia de capturar ese momento fugaz, se levantó y de inmediato hizo un bosquejo a lápiz de su sueño.
Quince días después, tenía lista su obra: un cuadro de 1,50 por 1,20 metros hecho en aerografía con la imagen del Papa dormido y en actitud de absoluta paz.
Franco nunca había pintado obras así. Su trabajo aerográfico, muy reconocido en Brasil y Argentina y en otras ciudades colombianas, se centraba en el pop art, lo publicitario y el body paint (pintura sobre cuerpos).
Pero esa visión cambió radicalmente su mirada al arte y a la vida:
"Yo me hice a pulso, nunca estuve en una academia de arte ni nada, ahora empecé clases y de pronto le voy a dar otro rumbo a mi obra", comenta Franco, que se hizo artista a los 7 años, cuando sus padres le regalaron un juego de pinceles y pinturas.
Él tenía el cuadro guardado y no lo había firmado esperando la ocasión de poder compartir ese momento.
Dice que no es una obra para estar guardada sino para que la disfruten muchos. Juan Pablo II, para él, es un ícono de la nobleza, "y una obra de un ser humano como él invita a quien la observa a hacer actos también nobles y humanos", reflexiona este artista de Sabaneta, a quien la magia del Papa también le iluminó la vida.