Histórico

Chao al sueño de Kiko y sus muchachos

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26 de junio de 2008

Para liberarse de la bestia negra del América,  el Envigado necesitaba convicción, jerarquía y un juego mucho más fluido al que exhibió anoche en el Parque Estadio Sur.

El equipo de casa perdió por 3-1 y permitió, por adelantado, la clasificación de los vallecaucanos a la final del torneo colombiano.

Las frases soñadoras que los jugadores naranjas expresaron antes del compromiso se las llevó el viento en un terreno difícil  por la lluvia previa que, a juzgar por el técnico Jesús Kiko Barrios, perjudicó a sus muchachos.

La oportunidad de llegar por primera vez a una final  en la máxima categoría quedó aplazada de nuevo para el Envigado que, impotente, vio celebrar  a los americanos, alentados por un público vestido de rojo.

El que se había caracterizado por ser un elenco fuerte como anfitrión jugó uno de sus peores partidos: careció de profundidad y sorpresa en ataque, y sus creativos Giovanni Moreno y Néider Morantes parecían maniatados, lejos del rendimiento que en otras jornadas arrancó aplausos de su naciente fanaticada.

La inteligencia y actitud, de la que tanto hicieron alarde los futbolistas más experimentados, no alcanzaron a ingresar al estadio, pues el Envigado se notó sin ideas, sin fuerzas y confundido ante la propuesta del rival.

La voz de alerta de una noche aciaga para el cuadro antioqueño, y de felicidad para el América, la dio Víctor  Cortés con el 1-0 al minuto 22, tras aprovechar un centro de Adrián Ramos y el descuido de Elvis Perlaza.

La paridad parcial con un remate cruzado de Mauricio González (30') generó ilusión entre Kiko Barrios y compañía, pero solo fue pasajera porque en el segundo tiempo (60'), con el 2-1 del paisa John Valencia, de tiro libre (el balón tocó a un zaguero naranja que estaba en la barrera), comenzó el nocaut.

Cinco minutos más tarde, Cortés, el popular Curo, que en otras épocas le ofreció sus goles al Envigado, puso el 3-1 definitivo tras una acción colectiva en la que los visitantes ratificaron su poderío y velocidad en ataque.

Las ganas que quisieron  imponer Alexánder Orrego, Camilo Giraldo y Orlando Ballesteros cuando ingresaron no fueron suficientes para la reacción.

El juego estaba liquidado porque los anfitriones fueron repetitivos en los centros y fallaron en la entrega del balón. Y en el tiro libre, opción que siempre buscaron pero que poco se les dio para aprovechar el talento de Moreno, solo una vez alertó al América que encontró como salvador a Carlos Valdez cuando el arquero Adrián  Berbia estaba vencido. Y los diablos rojos celebraron.