Furia de vendaval destechó a San Miguel
RESPUESTA OPORTUNA DE autoridades municipales y del Dapard aún no alcanza a solucionar la emergencia que derribó árboles, afectó a 118 viviendas y dañó cultivos en este corregimiento de Sonsón. Estos fenómenos son característicos en la región.
Lo que comenzó como un simple ventarrón, antes de la media noche del viernes, se convirtió en un amanecer de pesadilla para los habitantes de San Miguel, corregimiento de Sonsón, por los destrozos que dejó en la cuarta parte sus viviendas.
El viento fuerte se transformó en un vendaval con truenos y rayos, que dejaron el caserío sin fluido eléctrico, muchos árboles caídos, vías cerradas y 118 casas destechadas.
"Uuufff, fue un susto ni el macho, donde ese huracán dure más, todas las 527 casas que tiene el corregimiento hubieran quedado destechadas", contó César Nomelí, habitante de San Miguel y gestor del Municipio.
Pero sólo fue con los primeros rayos de sol del sábado que la gente se percató de la magnitud de los daños. "Había 120 casas con la mayor parte de los techos destruidos, la madera partida, los electrodomésticos dañados y los colchones mojados", añadió.
Tras el temporal, muchos tuvieron que pasar la noche a la intemperie cuidando sus enseres, tratando de rescatar los objetos que no se mojaron o buscando refugio donde familiares y vecinos, aunque diez familias debieron evacuar por el estado en que quedaron las estructuras.
Sin embargo, -reconoció- la respuesta de las autoridades fue oportuna y el mismo sábado se recibió el primer envío de ayuda humanitaria.
El director de Planeación de Sonsón, Luis Fernando Hernández, dijo que se actuó rápido con tractores y motosierras para despejar las vías y atenuar el riesgo sobre otras viviendas.
Esa tarea se cumplió frente a la institución educativa para permitir el regreso a clases de los estudiantes esta semana.
El fin de semana -agregó- el Dapard envió los elementos que tenía en sus bodegas para atender lo más urgente, porque todavía no se tenía un censo riguroso de los daños y de la comunidad afectada, lo cual se completó este lunes.
Nomelí sostuvo que el Dapard mandó 49 tejas de zinc, 140 de eternit, 50 mercados y 100 colchonetas, que son insuficientes porque se requieren unas 1.000 tejas, 51 vigas de madera, 195 varillones, 60 colchones e igual número de mercados.
Con el fin de coordinar las actividades de recuperación, el alcalde de Sonsón, Jesús Antonio Giraldo, se desplazó ayer al caserío localizado en el Magdalena Medio.
Mientras les llega la ayuda pendiente, el gestor municipal observó que "la gente pegó las tejitas rotas", pero todavía con el temor de que "San Pedro no nos afloje otro aguacero".