Histórico

Guerra entre Combos, pesadilla del Popular 1

02 de enero de 2010

Un tiro de fusil entró sin permiso a la casa de Francisco*, cierto día de diciembre. Desde entonces, un chorro de luz se cuela cada mañana por el orificio, recordando que los adobes, ante las balas, se desmoronan como el azúcar.

En el hoyo cabe un dedo pulgar y hasta le sobra medio centímetro de aire, según la medición que hace el propio dueño de la casa.

¿Cuántas veces le han disparado? Don Francisco hace una pausa y suelta un "¡Ave María! La última vez dispararon de día. Por el celular llamamos a la Policía y vinieron, pero cuando se fueron, ya a la madrugada, agarraron otra vez la casa a bala", dice.

Como consecuencia de ese ataque, la ventana principal quedó decorada con dos agujeros más. En las habitaciones traseras hay otros cuantos.

Son las 4:00 de la tarde del lunes 28 de diciembre. Mientras este hombre de 58 años, calvo y de dientes renegridos, muestra los residuos de su vivienda, nuevos tiros, unos diez o doce, se escuchan rozar por los ladrillos.

No se sabe de dónde provienen y no queda más que tirarse al piso. Un fotógrafo, un camarógrafo de televisión y dos periodistas, nos pegamos a la pared, nos arrastramos.

A Francisco todavía le quedan nervios para hablar. "Nos quieren volar de aquí a pagar arriendo a otro lado y uno descolocado. Ahí tienen amenazadas las hijas mías, dizque por sapas", dice. "Son los manes de arriba, que no respetan ni a la prensa", contesta alguien, minutos antes de que se asome un policía. "Aquí se desayuna con pistola, se almuerza con carabina, y se cena con fusil", agrega un muchacho sin el menor sobresalto.

Los enfrentamientos en el barrio Popular No. 1. comenzaron a ser más frecuentes a comienzos de este año. Una fecha que muchos habitantes guardan en la memoria, como si fuera el 'Bogotazo' que desató la guerra entre los combos del sector, es el 7 de abril.

La tesis de la Policía es que este mes coincide con la llegada de un sujeto de 38 años de edad, apodado 'La Cachona', quien a sangre y fuego ha decidido instituir una especie de feudo del microtráfico de droga.

Ese día, en la carrera 43B con calle 107, se registró la peor masacre de la que tuvo noticia Medellín en 2009. Todo parece indicar que se trató de una celada que planearon hombres del combo de 'La 38' contra integrantes de la banda de 'La Galera' y contra este sujeto en particular.

Era una frijolada de aguardiente y música de parranda. Entrada la tarde, varios hombres llegaron a aguar la fiesta disparando a mansalva, pero 'La Cachona' no estaba. El resultado: seis muertos, entre ellos Diego Alejandro Trespalacios, de 24 años, y Juan Carlos Duarte Arango, un desmovilizado de las Auc, de 28.

Horas antes había sido asesinado, a pocas cuadras de allí, en Santo Domingo Savio, Andrés Casas, otro reinsertado a quien investigadores judiciales relacionan con 'La 38'.

Si bien no puede asegurarse que ese haya sido el detonante de lo que hoy pasa, pues el enfrentamiento entre 'La Galera', 'La Silla', 'La Torre' y 'La 38' viene de años atrás, a partir de ese momento las cosas sí cambiaron para los ciudadanos de a pie.

Los disparos se escuchan todos los días, pese al esfuerzo de 300 agentes del Emcar y la Policía Comunitaria por controlar la situación. El coronel Luis Eduardo Martínez Guzmán, comandante de la Policía Metropolitana, es claro en decir que la topografía asimétrica dificulta las persecuciones.

El oficial se refiere a que La Galera se arremolina en una pendiente sobre la carrera 42 B y se eleva desde la calle 110, casi hasta la 120. A partir de allí, se divisa una loma tupida de caminitos intrincados que delimitan los sectores de La Veredita y La Silla. Cuando reverberan los disparos, nadie sabe desde qué ventana pudieran haber salido.

En toda la zona y durante el año que terminó, las autoridades detuvieron en El Popular a 346 personas en flagrancia y a 15 por orden judicial. También, se inmovilizaron 34 motos y se incautaron 88 armas de fuego, entre ellas varios fusiles de asalto.

En medio de las capturas, muchachos de uno y otro lado se acusan de generar los actos violentos. Mientras que en 'La Silla' aseguran que 'Los Galeros' amenazaron con bombardear la zona, ocasionando el desplazamiento de varias familias, estos últimos juran que es desde arriba que les lanzan artefactos.

"Yo no tengo nada qué pelear allá abajo, si mi gente está es aquí. Yo estoy en mi casa, ellos que sigan en la suya, ¿por qué tienen que venir a intimidar a la gente"?, se pregunta un hombre de 'La Silla'. "Se quieren apoderar de nuestro sector. Ellos bajan a la gente de los colectivos y nos viven hostigando", dice un joven de 'La Galera'.

Al margen de estas discusiones, el personero de Medellín, Jairo Herrán Vargas, dice que lo delicado es que los civiles estén siendo manipulados. "En el conflicto hay una nueva variable y es la comunidad, que está tomando partido. Unas veces obligada por los grupos, pero otras por voluntad propia".

El lunes pasado se registró lo que se denomina una guerra de megáfonos. Desde 'La Silla' se oía que convocaban a la gente para que saliera a protestar y desde 'La Galera', a que no se quedara callada. Mujeres y niños cargaron pancartas desafiando a sus vecinos de arriba, en medio del bloqueo de una las vías.

Sin importar quién tenga la razón, Ana Patricia Aristizábal, personera Delegada para los Derechos Humanos, aclara que civiles de ambos lados están en medio de una disputa territorial poniendo en riesgo sus vidas.

Y es que por cuenta de la presión de las bandas, según cifras de la Gerencia de Desplazamiento de la Alcaldía, del Popular tuvieron que irse 299 personas en 2009, lo que representa el 23 por ciento del total de desterrados intraurbanos.

El secretario de Gobierno (e) de la Alcaldía, César Arango, pidió a la comunidad, minutos después de que se registrara un hostigamiento, que no abandonaran sus hogares, pues la judicialización de cabecillas de los combos es algo que avanza por cuenta de la Fiscalía. Además, anunció el incremento del pie de fuerza, así como un apoyo del Ejército las 24 horas del día.

Mientras eso sucede, las quejas de ciudadanos no cesan. Una mujer de 44 años y cuatro hijos pequeños recuerda que en frente de su vivienda, recientemente cayó un petardo que le reventó los vidrios de la casa. "Fue una impresión muy horrible. Esa noche pensamos que se nos entraba el mundo entero", cuenta.

No muy lejos de allí está pintada la imagen que resume el drama por el que atraviesa el barrio. Es la entrada del Hogar Comunitario de Bienestar Familiar 'Los Pollitos'. Esta guardería, a la que llega una veintena de niños del sector en época escolar, lleva en la puerta grabado el peso de dos balas. El muro cuarteado posterior también es testigo de que cuando se ha prendido la plomacera, alguien ha tenido que allí refugiarse.

*Nombre cambiado.