Histórico

Hay luz en El Jordán

EL MÍTICO CAFÉ de Robledo, fundado en 1891, está a pocos días de la ruina total. La Secretaría de Cultura quiere comprarlo.

04 de mayo de 2011

En El Jordán se derrumbó el techo y cayó Gaitán. La falta de tejas en ese centenario café del barrio Robledo permitió al sol y el agua zafar el clavo que sostenía el retrato del caudillo.

Mientras la imagen del político reposaba en el piso caído, se colaba una luz que podría rescatar a alguno de los dos de las ruinas, la desidia, el olvido, la indolencia.

Luis Miguel Úsuga anunció ayer que la Secretaría de Cultura de nuevo está coordinando con la Secretaría de Hacienda la compra de El Jordán para un proyecto cultural en la zona.

En ese mismo momento Alberto Burgos, uno de los herederos de la legión Burgos que fundó y mantuvo vivo el sitio desde 1891, preparaba el lanzamiento de su noveno libro.

Dedicado ahora a la música y a la escritura, al médico Alberto el grato recuerdo de su abuelo Octavio, el segundo dueño que tuvo El Jordán, se convierte en dolor.

No está enterado de compras, porque fiel a lo que le transmitió el papá de su papá, está convencido de que sobre ese lugar no se puede hablar de dinero. Además hace varios años dejó de pasar por allí para no llenarse de rabia y tristeza al ver en lo que llegaron a convertir ese patrimonio de la ciudad.

Un familiar de los Burgos -Alberto evita nombrarlo- le puso la lápida al sitio cuando, luego de asumir la administración, para vender un aguardiente era capaz de hacer sonar un reguetón en la otrora meca cultural del occidente de la ciudad, un lugar que le abría la puerta a los que venían desde Santa Fe, donde se celebró la primera eucaristía de Robledo y fueron bautizados varios vecinos. Los pocos clientes fieles no volvieron.

Ojos que no ven...
En la última Semana Santa Alberto salió de paseo pero desvió su trayecto varias cuadras para no ver el lugar de sus ancestros.

El dolor le hubiera aguado los ojos. El Jordán está cerrado hace varios años y en la fachada se pegó el letrero "se vende" de una compañía donde informan que cuesta 660 millones de pesos y tiene un área de 970 metros cuadrados.

Antes de Semana Santa fue que se empezó de nuevo a enderezar el camino que podría hacer volver al nieto de Octavio al sitio donde incluso tuvo un consultorio médico en el que trabajó por 20 años.

Por esos días Juan Diego Lopera, subdirector de Planeación Territorial, recibió e impartió instrucciones para retomar el proceso de adquisición del predio.

El interés de la Secretaría de Cultura viene hace varios meses, un año quizá. Hacienda se puso en esa tarea pero no alcanzaron los recursos destinados para adquirirlo, que se sacarían de las obligaciones que deben pagar quienes construyen urbanizaciones.

Una alternativa fue decirle a varios constructores que negociaran con los dueños de El Jordán la compra y luego se lo traspasaran a la Alcaldía. No se llegó a ningún acuerdo entre dueños y constructores y el asunto quedó paralizado.

La situación actual del sitio, que es mucho peor a lo que se ve por fuera pues el techo se cae y mucho está derruido, fue lo que motivó la decisión de volver a activar la compra.

Ahora es Bienes y Muebles, la dependencia de la Alcaldía, la encargada de hacer un avalúo para presentar una propuesta a la familia Burgos.

Si lo estimado se acerca a la expectativa de los dueños, que se especula está cerca de los 700 millones de pesos, Marcela Burgos, una de las involucradas, asegura que no habría problema en que todos herederos firmaran el papel que le daría de nuevo luz a El Jordán y una pared a Gaitán.