Hay más de cien papas criollas
Este tubérculo sorprende con sus colores y formas. Un producto alimenticio rico en proteínas, que gracias a las investigaciones de la Universidad Nacional y el Politécnico Jaime Isaza Cadavid se empieza a redescubrir. Se necesitan más recursos para avanzar.
Seguramente cuando le hablan de papa criolla usted piensa, de inmediato, en las papitas pequeñas y amarillas que por lo general se comen fritas.
Pero resulta que de este tubérculo, de origen andino, la Universidad Nacional tiene 114 materiales muy estudiados gracias al programa de mejoramiento que adelanta desde 1997.
Hay criollas negras, rojas, amarillas, rosadas y combinadas; con formas redondas, con ojos y sin ellos, con piel lisa, largas, atractivas y deliciosas.
Para dar a conocer los avances en esta materia, la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la U. Nacional organizó una actividad académica en el Centro Agropecuario Paysandú, en el corregimiento de Santa Elena, donde hicieron presencia también representantes de la Cadena de la Papa en Antioquia, el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, Fedepapa, Asohofrucol, Invesa y la Unidad Regional de Planificación Agropecuaria, cogestores de la investigación que lidera el investigador y profesor asociado José Miguel Cotes Torres.
Uno de los temas que más investigan en el momento es cómo controlar la spongospora subterránea, conocida vulgarmente como la roña de la papa, que ataca las raíces.
"Desde hace tres años estamos haciendo un exhaustivo seguimiento no solo en las papas sino también en aquellas plantas que puedan servir como hospederas de la spongospora subterránea", precisó la investigadora y profesora del Poli, Paola González.
A finales de noviembre o comienzos de diciembre se conocerán los resultados que permitirán saber cómo ataca y cómo controlar este hongo, así como buscar los genes de resistencia.
Colección colombiana
Las diversas clases de papa criolla no son nuevas. De hecho, desde hace 50 años, cuando se creó la Colección Colombiana, muchas de ellas existían, eran las que cultivaban los campesinos, explica el profesor José Miguel Cotes.
Desde hace cuatro años la Universidad Nacional sede Medellín es depositaria de esta colección, muy importante para la investigación. "La papa criolla no tiene período de reposo y entre cada 90 a 100 días se cumple su ciclo", precisa Cotes, mientras agrega que aquí en Santa Elena el proceso de cruzamiento se hace manualmente y a partir de las flores.
En este procedimiento un poco empírico aún, diferimos de los cultivadores peruanos, pues ellos cuentan con fuerte apoyo económico para investigar y cultivar.
"Allí ya comercializan los chips de papas criollas de colores con gran éxito", afirmó la investigadora Sonia Jaramillo Villegas.
Agregó que las posibilidades de este tubérculo son enormes, tanto para el alimento de humanos como el de animales, "si se hacen cultivos extensos".
Hasta ahora se han hecho ya 15 experimentos en campo (en La Unión y Santa Rosa), y otros seis en Cundinamarca. Los avances se notan en la calidad de los productos y se espera que sean mucho mejores al culminar estas investigaciones.