Protestas en la última visita de Bush a Seúl
El presidente de E.U., George W. Bush, fue recibido este martes con una concentración de protesta y otra de apoyo en un Seúl tomado por la Policía para garantizar la seguridad en la última visita del líder estadounidense a Corea del Sur.
Unos protestaban contra Bush y contra las importaciones de Corea del Sur de vacuno de E.U., por temor al mal de las "vacas locas", y los otros se concentraban para agradecer el tradicional apoyo estadounidense al país.
Durante su visita, que durará apenas 20 horas y este martes no tiene agenda oficial, Bush hará énfasis una vez más en la necesidad de verificar la información aportada por Corea del Norte sobre su potencial nuclear y escenificará la colaboración entre su Administración y Seúl.
El miércoles se reunirá con su homólogo surcoreano, el pro-estadounidense Lee Myung-bak, con el que tratará además algunos asuntos de la agenda de política nacional como la apertura del país a las importaciones de vacuno de E.U., que han provocado un gran rechazo de los surcoreanos.
Momentos tensos
El centro de Seúl fue este martes el escenario de la última protesta de una serie de manifestaciones que comenzaron en mayo contra la importación de vacuno y contra Bush y llegó a concentrar en alguna ocasión a cientos de miles de personas.
Al mismo tiempo, y a escaso medio kilómetro, varios miles de militares veteranos, miembros de iglesias cristianas y personas de tendencia conservadora dieron la bienvenida a Bush en la plaza del Ayuntamiento de Seúl decorada con varias banderas gigantes de E.U.
Los 23.000 agentes desplegados garantizaron la seguridad, pero en algún momento se produjeron momentos de tensión entre manifestantes de diverso signo que se imprecaron y empujaron mutuamente.
El general retirado Pyo Myung-Ryup, que participó este martes en la protesta contra las importaciones de carne de vacuno de E.U., dijo a Efe que Bush fracasó con la política hacia Corea del Norte que aplicó durante la mayor parte de su mandato.
A su juicio, su implicación posterior en las negociaciones con Pyongyang ha sido una rectificación en la dirección correcta.
Asuntos de gran tensión
Esta es la tercera y última visita a Corea del Sur de Bush, que estará dominada sobre todo por la situación de Corea del Norte.
Hasta ahora el diálogo a seis bandas entre ambas Coreas, Rusia, China, Japón y E.U. y el empeño de Bush han logrado que Pyongyang haya derribado la torre de refrigeración de la central de Yongbyon y haya entregado un informe pormenorizado sobre gran parte de sus programas.
En una entrevista concedida a la televisión surcoreana KBS antes de iniciar su gira asiática, que lo llevará también a Tailandia y a los Juegos Olímpicos de Pekín, Bush amenazó a Pyongyang con interrumpir el proceso de retirar Corea del Norte de la lista de países terroristas.
El régimen comunista deberá acceder antes del 11 de agosto a un protocolo para verificar que la información que ha entregado hasta ahora es cierta si desea los beneficios de verse fuera de esa lista.
Las conversaciones entre Bush y Lee de este miércoles también tratarán sobre la redistribución de los gastos de la presencia militar estadounidense en Corea del Sur y sobre una posible mayor implicación de Seúl en las guerras de Irak y Afganistán.
Probablemente Lee trate asimismo de conseguir que Bush haga una referencia en su favor sobre el conflicto diplomático que ha enfrentado recientemente a Seúl con Tokio en torno a dos islotes administrados por Corea del Sur.
Por orden de Bush, una agencia oficial estadounidense volvió a reconocer como surcoreanas las islas, llamadas Dokdo en coreano y Takeshima en japonés, después de que hace una semana y media cambiara el estatus del conjunto de islotes al de "soberanía no definida".
A pesar de este gesto, los participantes en las manifestaciones anti-vacuno de hoy, algunos de los cuales llevaban camisetas que reclaman la soberanía surcoreana de los islotes, no dejaron de gritar eslóganes contra el líder estadounidense.