ISAGÉN, EN DEUDA A FUTURO CON EPM
Hace cerca de 10 años se logró con la Nación uno de los arreglos más importantes para el futuro de Medellín y Antioquia. El Concejo de Medellín aprobó el Acuerdo 002 del 6 de marzo de 2004, decisión que despejó el futuro económico de la región. Allí, Empresas Públicas de Medellín desiste de una demanda civil en contra de ISA e Isagén, la cual se había formulado desde 1998 con el propósito de reclamar los beneficios económicos que, sin costo alguno, estaban recibiendo dichas empresas estatales por la regulación de los caudales de la cadena hidráulica Nare-Guatapé-San Carlos, construida aguas arriba a través del embalse de El Peñol, propiedad de EPM.
La pretensión a la que renunciaba EPM era en ese momento de 628 mil millones de pesos; pero gracias al acuerdo suscrito entre las partes, se logró refinanciar con pagos pospuestos, y con una tasa de interés del 6 por ciento anual, la deuda del Metro, que ascendía a los 1.600 millones de dólares, en un período de 50 años. Además, la Alcaldía de Medellín adquirió el compromiso de pignorar el 10 por ciento de las rentas por la sobretasa a la gasolina, y el Departamento hizo lo propio con el 40 por ciento de las utilidades de la renta del tabaco.
Pero este acuerdo y la renuncia a la demanda por parte de EPM, no iban a ser eternos. En ese entonces, estaba claramente establecido que la pretensión de EPM se cuantificaba para un período de tiempo determinado, por lo cual se fijó la vida útil de las centrales Jaguas y San Carlos, de Isagén, hasta el año 2023.
A partir de esa fecha, se presentaría un enriquecimiento sin causa a favor de terceros y un empobrecimiento relativo traducido en detrimento patrimonial contra EPM, que desde luego siguió y seguirá realizando grandes inversiones en el embalse y la presa que alimentan la cadena hidráulica de las centrales en mención.
Por esta razón, tan solo en diez años, EPM puede entablar otra demanda contra Isagén, reclamándole los beneficios futuros que le tributa a sus centrales hidroeléctricas el embalse Peñol-Guatapé. Lo cual hay que tener en cuenta en este momento, cuando está a punto de venderse la participación de la Nación en Isagén en una subasta que podría alcanzar los 5 billones de pesos.
Con esta negociación no solamente se le está entregando a un inversionista privado la infraestructura que tiene Isagén en sus centrales hidroeléctricas y sus plantas de generación térmica, sino los recursos naturales que alimentan los embalses de dicha empresa. En otras palabras, se les está vendiendo a particulares los aguaceros y los ríos que surten los embalses.
El anterior es un argumento más para evitar que Isagén quede en manos del sector privado, cuando ha sido un esfuerzo grande de los antioqueños convertirse en potencia en energía eléctrica, aprovechando nuestro más grande recurso: el agua.