Histórico

Jack Reacher, de Christopher McQuarrie. Un héroe a la antigua

12 de enero de 2013

El héroe solitario es uno de los más clásicos clichés del cine. Ese hombre que aparece de la nada, sin amigos ni familia conocida, que intenta pasar inadvertido hasta que la realidad lo obliga a pelear para defender sus creencias. Tan conocido es su esquema, que la carrera de Steven Seagal no existiría sin ese modelo.

Jack Reacher es esta clase de hombre. Se presenta sin que lo llamen, después de ver por televisión que un francotirador, al que conocía de sus días en el ejército, es acusado de ser el autor de una balacera en un parque de Pennsylvania que ha dejado cinco víctimas. Él viene a enterrar al criminal, pero se tropieza sin querer con la determinación de la abogada defensora, Helen, que quiere evitar una segura condena a muerte para el acusado. Cuando Jack Reacher se convierta en su investigador, comenzará a desenredarse una madeja que lleva a ambos personajes muy lejos del crimen inicial, en una trama de corrupción y crimen que los va envolviendo. Pero para eso está el héroe, para rescatar a la chica e imponer orden en medio del caos.

La secuencia inicial de la película, impecablemente editada, emocionante gracias a su ritmo justo y al buen uso de la música, nos muestra al asesino -y por eso el público sabe desde el comienzo que el acusado es inocente- escogiendo a sus blancos (una joven con una niña en brazos incluida) detrás de la mirilla de su rifle. Por esa secuencia, el estreno en Estados Unidos de Jack Reacher tuvo que posponerse, pues estaba programado para el 15 de diciembre, un día después del terrible episodio de los disparos en la escuela primaria de Sandy Hook.

Tal vez por eso muchos medios no destacaron a la película como lo merecía y su éxito comercial en Norteamérica no ha sido el esperado. Pero ver a Tom Cruise en plena forma (tanto física como actoral, a pesar de que el papel no le implique muchas exigencias dramáticas) en una historia inteligente y bien construida, con escenas de acción bien pensadas, diálogos que evitan subestimar a los espectadores y que, en un gran detalle, incluye pasajes de humor que no desentonan, es una experiencia cinematográfica que se disfruta con deleite.

Una estrella es un actor que sabe qué papeles le quedan bien. Y el de Jack Reacher, este hombre serio y atractivo, de palabras justas pero capaz de bromear con agudeza, está hecho a la medida de Tom Cruise. Él y el director lo saben, y le sacan partido a todo: a las escenas de peleas cuerpo a cuerpo, donde la manía de Cruise de no usar dobles siempre es una ventaja ante la cámara; a lo bien que se ve junto a su compañera de reparto, Rosamund Pike, y a la fantástica dinámica que se crea entre él y Robert Duvall, en un personaje que aparece casi al final y que seguramente se repetirá si Jack Reacher logra convertirse en franquicia.

Al final salimos de la sala agradecidos con Cruise, que le ha devuelto al modelo del héroe solitario, la credibilidad que tipos como Steven Seagal, en mala hora, le habían quitado.