Jairo Luis, 20 años de salsaludo
JAIRO LUIS GARCÍA, locutor de Latina Stéreo, cuenta su historia de más de 40 años de radio. Urabá, Santander y Medellín han oído su voz.
No fue el patrón; fue una serpiente la que despidió a Jairo Luis García de la emisora La Voz de Urabá. La encontró debajo del colchón a la muy rastrera y ella, en su silencio, se encargó de persuadirlo de dejar la tierra del banano, sin que nadie nunca le hubiera hecho un agravio.
Corría 1963. Milciades Longas, locutor de Radio Claridad, lo envió a trabajar a esa emisora del Golfo, por petición del mismo Jairo Luis, para aprender. "Llegué a Urabá después de unos años de hacer control de sonido. Ya era dizque locutor -recuerda riendo-, mejor dicho, me creía locutor".
Antes de eso, desde chico, ensayaba en casa. Con un tarro de talco como micrófono, hacía un noticiero imaginario. En un radio receptor de emisoras de onda corta, oía a los locutores de La Voz de América, quienes lo marcaron para siempre. Recuerda, como si hubiera sido ayer, el 22 de septiembre de 1963: el colombiano Baltasar Botero sostuvo durante tres horas la transmisión del asesinato del presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy. "Ese día dije: yo tengo que llegar a ser un locutor como ese".
En Apartadó, el barboseño criado en Manrique hizo lo que quiso. Ideó un programa llamado Recorrido Musical por Latinoamérica en que ponía rancheras, sones, zambas, tangos, cumbias; un noticiero con información trasnochada: lo hacía leyendo periódicos que llegaban al pueblo con un día de retraso, "pero a los habitantes del monte y de Chocó de ese tiempo, sin celular y pocos televisores, le servía bastante". Hacía escuela, pero al año tenía que aparecer la maldita serpiente. Empacó maleta y volvió a Medellín.
Pero se marchó para Bucaramanga. Hizo locución en Radio Santander, Radio Bucarica y Radio Reloj.
Allá llegó el chileno Roberto Zaa Silva, cantante de ópera, quien armó en la emisora un grupo para enseñarles técnica vocal. Jairo escuchaba a hombres y mujeres cantando las vocales, aaaa, eeee, iiii, oooo, uuuu y pensaba: "esos están locos". Vaya ironía: dos años después de oír esos cantos, el chileno le ofreció, a cambio de algunos pesos que Jairo Luis le entregaba para calmar necesidades, dictarle el curso. Y él aceptó. Por dos años estudió técnica vocal, es decir, cantó vocales como un loco mientras el maestro le decía: "respire con el diafragma". "Que el sonido le llegue a los ojos". "Que las vocales suenen redondas". Cosas aparentemente absurdas, pero que aún hoy, 40 años después, lo enorgullecen, pues constituyen el eje de su trabajo.
En 1967, año en que se casó con Gabriela -con quien tuvo tres hijos-, regresó a Medellín. Con trayectoria, trabajó en Radio Reloj, Radio 15, Radio Junín, La Voz de Colombia, Radio Éxito y Radio Cristal.
Eran los años 80 cuando llegó al Sistema Radial Latino. Primero, a La Voz de las Estrellas, emisora de AM. Y si bien olvida casi todas las fechas del pasado, recuerda claro que era 1991 -justamente por el tiempo en que, viudo, se casó con María Victoria, con quien tiene dos hijos- cuando, de carambola, llegó a Latina Stéreo. Ésta se quedó sin locutores y él se ofreció a ocupar ese puesto.
Recuerda que se sentaba con el director, Élmer Vergara, a buscar el estilo de la emisora. Alegre, espontáneo, barrial, cercano... lo sabían bien, pero no cómo lograrlo.
Un día llamó un hombre desde el Doce de Octubre. Le contó que trabajaba la rusa, es decir, la albañilería, y que estaba con sus compañeros de obra, a quienes mencionó a unos por el nombre, a otros por el apodo, tomando cerveza en una esquina y oyendo la salsita de Latina Stéreo.
Jairo llegó al micrófono con el entusiasmo que le contagió el oyente. Lo saludó en el mismo tono y mencionó a sus amigos que "a esta hora se toman las cervecitas en la esquina..."
"¡Ese es el estilo!" Exclamó el director. Y así se quedó salsaludando a los oyentes por el apodo, si lo tienen, y sus lugares de encuentro. "Seguí imaginando a la gente en las esquinas, los parqueaderos, oyendo salsa mientras trabaja o descansa".
Lleva toda una vida hablando. Habla en la emisora, habla sin parar con la gente. Es lo que más le gusta hacer.
"Pero uno nunca aprende a hablar". Otra cosa que no aprendió es a vencer ese pánico demencial hacia las serpientes.