Histórico

Jaque a Dios

14 de octubre de 2011

Cuando llegué, Mariaengracia y el padre Nicanor estaban enzarzados en una serena partida de ajedrez. Es un rito que repiten en octubre y que justifican al unísono: es que santa Teresa es la patrona de los ajedrecistas. Y siguen allí embebidos en sus escaques y en sus fichas.

Esperé que terminaran, pues la sobrina se enfurece si uno hiere con la charla el silencio de un juego de ajedrez. Entonces le confesé al tío que qué pena pero yo no estaba enterado de esa curiosidad de la patrona de los ajedrecistas, que me volviera a contar el cuento, que de pronto aprovechaba el tema para mi columna, que sería publicada precisamente hoy, 15 de octubre, fiesta de santa Teresa. Pensó evadirse.

-Mariaengracia casi siempre me gana. Sus movimientos son rápidos, incisivos, bien calculados, inclementes. Así debió jugar la fundadora del Carmelo.

-Resulta curioso que una de las más elevadas autoras místicas de todos los tiempos jugara ajedrez. ¿O será leyenda áurea, florecillas de santoral barato?

-Ella misma lo menciona en el "Camino de Perfección". Es una breve teoría de la oración, basada en los conocimientos de ella sobre el juego ciencia: "No os parezca mucho todo esto, que voy entablando el juego, como dicen. Pedísteme que os dijese el principio de la oración? Pues creed que quien no sabe concertar las piezas en el juego de ajedrez, que sabrá mal jugar; y si no sabe dar jaque no sabrá dar mate".

-Es claro, tío, que la santa sabía de qué estaba hablando.

-Por supuesto. De joven, Teresa fue una muchacha inquieta, aficionada a un juego que era la moda en el siglo XVI, que aprendió y jugaba con su mamá y fue un gran pasatiempo para ella cuando adolescente leía con pasión libros de caballería (parece que hasta llegó a escribir uno) y que gozaba con ese mundo de reyes, damas, caballeros, ejércitos, castillos, y toda la imaginería de la época, que después se vería reflejada en sus libros.

-Pero no se me vaya por la tangente, padre Nicanor.

-Sigamos, pues. Santa Teresa, sabe que la van a criticar y que la ronda la Inquisición y se cura en salud: "Aquí veréis la madre que os dio Dios, que hasta esta vanidad sabía; mas dicen que es lícito algunas veces. ¿Y cuán lícito será para nosotras esta manera de jugar y cuán presto -si mucho lo usamos- daremos mate este Rey divino, que no se nos podrá ir de la mano ni querrá? La dama es la que más guerra le puede hacer en este juego, y todas las otras piezas ayudan?".

-Me suena, o mejor me golpea, tío, eso de poner jaque a Dios, de dar mate a Dios.

-Y no sólo para entender la propuesta de oración contemplativa que enseña la santa carmelita, sino como planteamiento de fondo de la vida espiritual, de la vida de fe, de la relación con Dios, con un Absoluto.

-Como que la vida fuera una partida de ajedrez.

-Lo es, muchacho. Repasa la vida en clave de ajedrez y verás las veces que Dios te hace jaque, aquellas en que eres tú quien ataca. Tal vez te enroques en el descreimiento; tal vez sea el enroque del silencio de Dios el que te toque soportar.

-Ya ve, tío. Uno se la pasa todo el día, toda la vida, moviendo fichas, sacrificando peones, aprovechando la versatilidad de los alfiles, los saltos del caballo, el sacrificio de la reina. Al final, del día y de la vida, llega, ineludible, el jaque último, el mate.

-Y si quieres seguir jugando, hijo mío, no hay otra opción que volver a armar las fichas y empezar otro juego. Es como una metáfora de la resurrección. Y recuerda esto con lo que termina santa Teresa su lección de ajedrez: "? en los principios no supo entablar el juego: pensó bastaba con conocer las piezas para dar mate y es imposible, que no se da este Rey sino a quien se le da del todo".

Fe de erratas . Como lo hicieron notar varios lectores, el poeta Jorge Isaacs (1837-1895) no murió en Medellín, como se dijo erróneamente en esta columna el pasado 1 de octubre, sino en Ibagué, pero sus restos sí reposan en el cementerio de San Pedro de la capital antioqueña.