Histórico

Juan y María también son campeones suramericanos

21 de marzo de 2010

Los cuatro saltadores de Colombia estaban pletóricos, así como los aficionados en las tribunas bajo el infernal sol de ayer en el Complejo Acuático de Medellín, que se quedó pequeño para recibir a tanta gente.

El dueto de Juan Guillermo Urán y Víctor Hugo Ortega acababa de bañarse en oro en la plataforma sincronizada de 10 metros, con movimientos tan precisos durante las rondas que algunos jueces les dieron el máximo puntaje: 10, para dejar atrás a los brasileños Rui Marinho y Hugo Parisi. La marca (443.10) es la mejor de los colombianos en esta especialidad, dijo Urán.

Diana Isabel Pineda, con sus saltos desde plataforma abierta (10 metros), había puesto a más de uno a comerse las uñas, para terminar con una medalla de oro que le supo a gloria y que celebró con la multitud. Y ni qué decir de la pequeña Carolina Urrea, de 14 años, que con su presea de bronce demostró que los clavados femeninos tienen mucho futuro. Las anfitrionas le dieron la pelea a la brasileña Milena Sae (plata).

En medio del gentío, con el rostro castigado por el sol que nunca le importó, Juan Ramiro Urán, sentado en las tribunas, no dejaba de sonreír. Hasta allí subió Juan Guillermo tras la faena y con un beso le brindó su triunfo, al igual que a sus familiares y amigos que lo animaron.

De camiseta roja con rayas azules, bluyín, y las canas que ya asoman en su cabeza, Juan Ramiro era el papá más orgulloso de los que había a su alrededor. Y alcanzó a recordar que trajo al campeón a las piscinas cuando tenía cinco años, porque los médicos se lo recomendaron para tratar de curarle el asma. "Estoy emocionado con este triunfo de mi hijo, que sirve de ejemplo para la juventud", dijo mientras sostenía con una mano una bolsa negra con sus pertenencias.

Su esposa, Amparo Salazar, no llegó al escenario porque está afectada de una gripa, pero en su casa estuvo pegada al televisor.

Al lado de Juan Ramiro estaba María Rosalba Serna, de gorra azul, lentes oscuros y grandes, y un atuendo de colores alegres como su corazón. Ella levantaba la frente como queriendo decir, aquí estoy yo, la mamá de Víctor Hugo Ortega, el otro medallista de oro suramericano.

"Me parece increíble lo que ha pasado con mi muchacho. Ir a unos Juegos Olímpicos y esto ahora", comentó la mujer a medida que repasaba el proceso de su hijo que comenzó con las clases del semillero de la U. de A. desde los 11 meses de nacido bajo la orientación del profesor Chiripas, los progresos en la gimnasia olímpica y luego en la natación.

No en vano esta madre cabeza de familia regresó ayer feliz a San Antonio de Pereira, donde vive con Víctor Hugo, emocionada con los besos que su muchacho le mandó desde la plataforma y con otra medalla dorada para la colección.