Histórico

La fiesta de los enanos

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28 de febrero de 2010

Si el presidente Uribe hubiese declinado su intención de conseguir un tercer período, tendría su popularidad por los cielos y una capacidad de maniobra política que hoy no tiene.

Pero se dejó tentar. Con impredecibles consecuencias, por cierto, para la continuidad de su proyecto político. Si Uribe no hubiera aspirado a repetir, podría haberse concentrado en construir un movimiento sólido que aglutinara a todo el uribismo y garantizara la continuidad de sus políticas.

Ahora no hay seguridad de que sea un uribista quien suceda al Presidente. La aspiración presidencial reventó la coalición de gobierno. Vargas Lleras se apartó de ella en búsqueda de su propia candidatura. Y un sector del conservatismo, Pastrana a la cabeza, decidió enfrentar a Uribe.

Sin el Presidente en la papeleta, el partidor quedó abierto y hay oportunidades para casi todos. Y para las coaliciones. Ninguno tiene, ni de lejos, fuerza suficiente para ganar en primera vuelta en mayo, de manera que se necesitarán alianzas para triunfar en junio.

Será clave verificar si la división política actual es de carácter personal o si es ideológica. Si giraba en torno del Presidente, el retiro de Uribe significaría barajar y repartir de nuevo, con la posibilidad de alianzas entre, por ejemplo, el liberalismo y el partido de la U. Y, si el origen partidista retoma fuerzas, Cambio Radical.

Pero si es ideológica, como creo, habrá una tendencia natural a mantener las líneas actuales. El liberalismo, inclinado a la centro-izquierda desde Samper, encontraría afinidades con Petro, el partido Verde y, sospecho, con Fajardo, quien más temprano que tarde tendrá que empezar a asumir posiciones. Desde el centro a la derecha, el conservatismo y la U estarían juntos. Y con ellos, Vargas Lleras, si logra superar los celos y antipatías que tiene con Juan Manuel Santos.

En este caso, es definitivo lo que ocurra en la consulta conservadora. Arias ha dicho de manera inequívoca que está dispuesto a jugar con la U. Pero Noemí ha hecho mutis. Por eso uribistas no conservadores apoyarán a Arias en la consulta. Por lo mismo, muchos en la oposición votarán por Noemí, en la convicción de que su triunfo enreda a la actual coalición de gobierno. Esa estrategia puede serle inicialmente útil a Noemí, en especial porque Arias, que tiene mayor fuerza parlamentaria, ha sufrido un enorme desgaste por cuenta del escándalo de Agro Ingreso Seguro.

Pero Noemí se equivocaría de plano si cree que los sufragios de la consulta permanecerán para la primera vuelta. Ahí todos votarán por los candidatos más cercanos a sus afectos. Y Noemí necesitará hacer explícita su intención de buscar una alianza con Santos, si quiere que los votos de conservatismo uribista se inclinen por ella y no por Juan Manuel. Peor: si Noemí abre la puerta a una alianza con la oposición, el conservatismo se fracturará. No tengo duda de que la mayoría del conservatismo, la misma que votó por Uribe en 2002 y en 2006, terminaría en las huestes juanmanuelistas.

En fin, es un nuevo juego. Ido Gulliver, hacen fiesta los enanos.