La historia detrás del poema
El argentino Jaime Correas escribió Los falsificadores de Borges.
Varias casualidades. Héctor Abad Faciolince encontró un poema en el bolsillo de su padre el día que lo mataron. La historia se vuelve un laberinto. El poeta Harold Alvarado Tenorio cuestiona que el soneto sea de Borges. Héctor se obsesiona y escribe un libro, Traiciones a la memoria. Jaime Correas recibe la historia del mismo escritor, también se obsesiona y también escribe un libro, Los falsificadores de Borges.
Dice en los agradecimientos que Héctor Abad le regaló la historia. ¿Por qué la aceptó?
"Lo que me gustó fue el desafío. Que una historia que parecía imposible, yo supiera que era real y que le podía ayudar a Héctor a reconstruirla. La acepté porque intuí, y no me equivoqué, que del otro lado del teléfono, desde Berlín en aquel primer llamado de 2007, había un hombre sincero y que tenía la necesidad legítima de encontrar una respuesta en la que yo podía ayudarlo".
Héctor Abad escribió un libro, Traiciones a la memoria. ¿El tema da para tanto?
"Si el tema da para tanto solo lo pueden decir los lectores que se acerquen a los libros. Por otro lado son dos textos tan distintos que no creo que se invaliden mutuamente. Hay que entender que en cierto sentido no fuimos dos autores investigando, sino dos personas ayudándose, colaborando, para llegar a dar con ciertas pistas que se transformaron en una obsesión. Lo que dio lugar a los libros es que los dos vivimos la misma situación de una manera muy diversa y los libros son la concreción de esa diversidad. Se encuentran en el tema. Son complementarios".
Al final señala que aunque sabe la verdad, la contienda no tiene fin. ¿Hay cosas destinadas a no resolverse?
"La verdad absoluta no existe, eso está claro, hay una sed de verdad que lleva a andar y buscar, es más una actitud que una meta. Hay cosas que no están destinadas a resolverse, pero este no es el caso, al menos en lo que tanto interesa de la autenticidad del poema. El soneto es de Borges, yo no tengo dudas porque lo sabía antes de que toda esta historia se desatara. Lo que digo sobre que la contienda no tiene fin está referido más bien a que siempre hay alicientes para seguir buscando".
Cuenta que Borges ha muerto y sólo él podría certificar si el poema es de él, pero quizá, si Borges estuviera vivo, ¿lo que le gustaría es ese laberinto?
"A Borges esta historia le hubiera encantado. Yo estoy seguro de la autenticidad de los poemas porque conozco el camino por el cual nos llegaron hace más de veinte años a un grupo de estudiantes de Letras de la Universidad Nacional de Cuyo y cómo fue que los publicamos.
Hay algo de misterioso de cómo el soneto llegó al bolsillo de Héctor Abad Gómez, justo el día que lo asesinaron en Medellín. Creo imaginarme cómo fue, pero eso poco importa porque ahí estaba y también está la voz del padre de Héctor Abad Faciolinc e leyendo el poema en la radio y diciendo que vienen de Cuyo y de unos estudiantes".
Borges decía que la poesía debería ser anónima...
"El poema no es anónimo, es de Jorge Luis Borges, igual que los otros cuatro que estaban con el que descubrió Héctor en la camisa ensangrentada de su padre. Borges habla del anonimato para la poesía como una posibilidad y algo que le hubiera agradado, es un juego y una apuesta literaria, de hecho él publicaba firmando sus textos. Borges lo dice para volver a centrar en el poema la atención y olvidarse del autor, una idea muy de él y muy bella y que, por otro lado, alentó aquella gesta poética nuestra de Poesía Anónimos, porque los anónimos éramos nosotros y no la poesía, en la que publicábamos nuestros propios textos en antologías donde salían sin firma. Con ese sello sacamos el cuadernillo con los cinco sonetos de Borges, era una travesura de estudiantes, una provocación al lector al que le interesa más una firma".
¿Entonces usted sí cree en las casualidades?
"Creo absolutamente en las casualidades, en el azar y en que suceden cosas que son increíbles. A veces, si pequeños hechos no sucedieran, no se desatarían grandes consecuencias. Yo no estaría hoy en Medellín si hacia atrás, mucho tiempo atrás, no se hubiera dado una cadena casi infinita de casualidades".