La Ilíada y la espada
Alejandro de Macedonia reposaba con dos armas debajo de su almohada: la Ilíada y su espada. No obstante, como lo recordó Jorge Luis Borges en una de sus cinco clases en la Universidad de Belgrano: "No se pensaba que la Ilíada y la Odisea fueran textos sagrados, eran libros respetados pero también atacados".
Más que como objeto, esta historia presenta al libro como estímulo mental y espiritual. La memoria, real y legendaria; el texto y su interpretación, como estrategias para asumir la batalla.
¿Seríamos capaces de mantener bajo la almohada la memoria colectiva, cultura e historia, nuestra épica, como 'armas' para progresar? ¿Somos susceptibles de modificación?
Las propuestas del Partido Verde (en lo social, ambiental, educativo, infraestructura y hasta en seguridad) tienen un elemento en común: el ser humano, el ciudadano colombiano, como agente de cambio a partir de su capacidad creativa y de raciocinio.
Con la pedagogía como pilar, Antanas Mockus y Sergio Fajardo proponen transformar la realidad del país desde la gente y las posibilidades a las cuales acceda. Su discurso político reconoce en la falta de oportunidades para la educación, y la forma cultural en que asumimos el conflicto, el talón de Aquiles de nuestra sociedad.
Palabra y acción son coherentes: la Ley electoral permite una reposición para las consultas de 4.217 pesos por cada voto válido. El Estado tendría que darle al Partido Verde cerca de 7.500 millones de pesos por reposición de los votos obtenidos. Sin embargo, aceptaron sólo 3 mil millones de pesos: "Eso le permitirá al Gobierno ahorrar 4.500 millones que puede invertir en la construcción de un colegio", dijo Enrique Peñalosa.
Sí, eso pasó aquí, por primera vez.
Y es que Mockus, líder desde el humanismo, no es pastor de rebaños. Su confianza en la capacidad transformadora de la ética es un concepto revolucionario en Colombia. Su fórmula, Sergio Fajardo, lleva años caminando el territorio nacional, oyendo, sin alharacas mediáticas, a los más desfavorecidos; y, como Mockus, confía en que la esperanza de educación para los hijos sí puede pesar más que un bulto de cemento (la tradicional treta politiquera).
La dupla verde propone "promover una educación de alta calidad y pertinencia para la vida laboral y la vida en sociedad? Todos aprendiendo de todos toda la vida". Postulados como éste, evidencian que su proyecto, tan político como cultural, además de formación, tiene un alto componente de participación.
Por primera vez, un partido político nos desafía para discutir y mirar hacia adentro. Aquí no hay temor de ganar "sin Congreso": para los verdes, la esencia de la democracia está en el debate. Aprender a disentir sin matarnos. Dejar de asumir al contradictor como un enemigo personal. Trabajar sobre lo construido. Innovar.
Bajo la óptica verde, lo sagrado no está en la voz ni en el caudillo.
Ni el discurso -que debe ser tan respetado como cuestionado- ni el arma son sagrados. Por primera vez: lo sagrado es el ser humano.