La noche también se hizo para estudiar
El que quiere estudiar puede y Nubia Madrigal es la prueba de que es posible.
La estudiante de Ingeniería industrial de la Universidad Autónoma Latinoamericana, como muchos, no tiene una jornada fácil pero es capaz de seguirla de lunes a viernes.
La joven, como ella misma afirma, estudia porque trabaja y algún día tendrá un mejor trabajo porque estudia.
No es la única. Como Nubia, miles de estudiantes de la ciudad trabajan de día y estudian de noche.
De su casa en Campo Valdés sale a las cinco y media de la mañana, rumbo a la universidad ubicada en el centro, donde de seis a ocho tiene clase.
De la U, para su trabajo en Sabaneta y al término de la jornada laboral regresa a clases hasta las nueve de la noche.
Nubia estudia en el horario mixto de Unaula, que según su vicerrector administrativo Álvaro Ochoa, es una de sus fortalezas como universidad.
Desde su fundación en 1966, dijo, Unaula ha tenido la vocación de brindar oportunidades de calidad en horarios aptos para los trabajadores.
"Incluso solo desde hace 15 años se optó por un horario en el día, para estudiantes no trabajadores", afirmó.
En la Cooperativa de Colombia las clases de la jornada mixta se extienden hasta las diez de la noche.
En la jornada mixta, explicó Clara Arango, Directora de Planeación, están matriculados aproximadamente 1.345 estudiantes, de los cuales 1.234 trabajan.
La demanda por la jornada nocturna del Tecnológico de Antioquia, según Jorge Iván Correa, vicerrector académico, es alta comparada con la de la tarde.
De los 1.418 estudiantes del horario de la noche, dijo, el 95 por ciento trabaja en la banca, cooperativas, empresas y el sector gubernamental.
La alta demanda de programas nocturnos se evidencia en el ambiente que se vive en estas instituciones pasadas las seis de la tarde.
Son las ocho de la noche y en Escolme por la cantidad de estudiantes parecen las doce del día.
Muchos en clase, otros en la cafetería y entre la multitud Sandra Milena Holguín, estudiante de Sistemas.
Sandra reparte sus días como mamá, estudiante y empleada. No es fácil, pero es solo de noche cuando puede estudiar.
Genial, es la palabra que usa para describir el horario que le permite prepararse después de once años de graduada del colegio y de dos hijos.
Tanto Nubia como Sandra usan los domingos y los espacios libres para prepararse para los exámenes y hacer sus trabajos.
Nubia se cuida de no trasnochar, mientras que Sandra se acuesta diario a la una de la mañana para que los domingos le quede espacio para los pequeños.
La misma rutina la viven estudiantes jóvenes o adultos que por las condiciones económicas deben trabajar pero desean preparase mejor.
La Cooperativa, Unaula y Escolme son instituciones privadas que ofrecen jornada nocturna, sin embargo no todas las públicas, como sí lo hace el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, ofrecen este horario.
Nubia quiso estudiar en la U. de A., pero las clases "eran muy regadas todo el día", y le impedían trabajar.
Ante la necesidad, una nueva ley que según su autor el senador Luis Fernando Duque ya surtió los cuatro debates en el Congreso de la República, expresa que las universidades públicas y en general las instituciones de educación superior técnica y tecnológica deberían abrir programas de alta calidad en horario nocturno.
Sin que con esto se intervenga la autonomía universitaria, expresó Duque, podrán ofrecer programas en horarios nocturnos donde la incorporación sea para estudiantes que acrediten que trabajan en el día y pertenecen al estrato 1, 2 y 3.
El proyecto pasó a sanción presidencial, pero fue objetado y ahora será revisado de nuevo por el legislativo.
Clara Arango de la Cooperativa de Colombia, se pregunta si el Estado estará en capacidad de garantizar una apropiación presupuestal para operar con una doble jornada.
El debate continúa. Si se viola o no la autonomía universitaria, lo único seguro es que Nora y Sandra, aunque trasnochadas, agradecen el poder estudiar.