Histórico

LA PAZ, ¿UNA ENTELEQUIA?

05 de julio de 2013

En este momento la paz en Colombia puede estar significando todo y puede no significar nada. Para muchos, simplemente pasa de ser una entelequia, en sentido filosófico, a ser una entelequia en sentido figurado e irónico, "una cosa irreal", que es la segunda acepción que trae el Diccionario de la Real Academia.

Aunque sea forzando un poco los conceptos, podemos decir que la paz de la que se habla en Colombia y en la que todos soñamos (paz de futuro siempre y por la que, en principio se lucha desde los dos bandos en conflicto), es una entelequia en el sentido aristotélico, es decir, la posesión de su perfección para el ser. El acto, la actividad (energeia) tienden a la perfección (enetelequia).

Para Leibniz, quien llama entelequias a las mónadas o sustancias simples, ser una entelequia consiste en ser completo en sí mismo.

El Drae, basado al parecer en esta concepción leibniziana, define la entelequia como "cosa real que lleva en sí el principio de su acción y que tiende por sí misma a su fin propio".

No es la paz colombiana una entelequia en el sentido expuesto, sino en cuanto irreal. Y como la irrealidad es contagiosa, muchos de los pasos que se dan en la búsqueda de la paz han terminado por ser también puras entelequias.

Decir que se está negociando la paz es una entelequia. En verdad, lo que se negocia, cuando de poner fin a un conflicto se trata, es el término de ese conflicto. Es la guerra lo que se negocia, no la paz. Y para que haya negociación hay que evitar generalidades o planteamientos vagos -como lo de rediseñar el Estado- para poner sobre la mesa puntos concretos que permitan el "do ut des " de la esgrima negociadora.

Cuando se negocia en el vacío, alguna de las partes ya envidó en falso, perdió el primer pulso.

Negociar en medio de la guerra es, ni más ni menos, una entelequia. Se negocia sí mientras existe un conflicto, pero no se negocia en medio del combate. Y si hay voluntad de paz (otra entelequia que se esgrime) lo primero que hay que hacer es bajarle intensidad a la guerra.

"Paz por…", es la fórmula que se maneja en los procesos de paz. Y hay que dar fuerza y vigor a esa preposición "por". Paz por territorio, paz por participación política, paz por seguridad ciudadana, paz por justicia social… Se debe exigir a las partes realismo. Sin esguinces ni trampas. De lo contrario todo termina siendo eso: una simple entelequia.