Histórico

La vía Porce-Cisneros es un mosaico de huecos

DAÑOS EN LOS VEHÍCULOS, fisuras en las viviendas próximas a los sitios de mayor deterioro, riesgo de accidentes y viajes tortuosos, son las consecuencias del pésimo estado de la carretera que está a cargo del Invías.

31 de mayo de 2011

Cada vehículo de carga que corona la cima del alto de La Quiebra, supone un pequeño temblor en el principal negocio que está a la vera del camino y sus efectos se evidencian en fisuras en los muros y en la terraza, por las que se filtra el agua lluvia.

La causa de esas vibraciones constantes son dos huecos enormes imposibles de evadir por los conductores, cuyos aparatos caen pesadamente en ellos, con consecuencias para las máquinas y las casas del entorno.

"Eso me tiene perjudicado, sobre todo cuando las mulas caen a los huecos. No más la semana pasada un camión que pasó despacio botó unas ocho cajas de Tutti Fruti", cuenta Edward Gómez, administrador del estadero La Quiebra, quien además se queja del ruido por los frenazos.

El negocio, en el que se advierten las humedades por las fisuras, es punto de encuentro de viajeros y de motociclistas que se detienen a renegar y a lavarse las heridas que les dejan las caídas en los huecos.

"Uno le desquita a un hueco, pero se va al otro. Diario le pego al carro y eso que uno ya conoce los pasos malos", agrega Ramiro Bedoya, conductor de un moto-carro, quien protesta porque son muchos los accidentes en motos.

De su observación permanente, Jhon Fredy Monsalve, habitante de Santiago, añade que "los carros pequeños tienen que frenar en seco y le pegan a la transmisión, mientras que los grandes se ven a punto de voltearse".

Todos coinciden en una situación que se ha vuelto recurrente, la protesta de la comunidad del Nordeste por el mal estado de la carretera, en especial el tramo comprendido entre Porce y Cisneros.

Un riesgo constante
Justo en el recorrido, un viajero frecuente detiene su marcha para expresar su indignación por el estado de la vía. "Es lamentable. Hay un riesgo constante de accidentes tanto para vehículos de carga como de pasajeros, y el desgaste es mayor", afirma el expresidente de la Asamblea de Antioquia Juan Guillermo Villegas Uribe.

Este usuario, quien hoy gerencia la Subasta Ganadera del Nus (Subanus), señala que a algunos autos livianos ya se les hace imposible el tránsito por el tamaño de los huecos.

"Uno ve carros con los ejes y rines reventados", asegura Villegas, y observa que en los tramos en que no hay huecos, el pavimento está tan deteriorado que habrá que ponerlo de nuevo.

Tal vez los conductores de Expreso Cisneros son los viajeros más asiduos de esta carretera, y reportan daños constantes en la suspensión de los automotores.

Así lo revela José Gutiérrez, administrador de la flota en Cisneros, quien además del mal estado de la vía hasta Porce, se queja de la demora para sacar los derrumbes que se desprenden con las lluvias.

"El pasajero también anda prevenido, siempre pregunta cómo está la vía y el viaje se hace más demorado porque hay que andar lento para desquitarle a los huecos", dice.

Como la carretera tiene tramos muy estrechos, en especial el que está más deteriorado, advierte que su tránsito se convierte en un calvario cuando cierran la Medellín-Bogotá y todo el tráfico de tractomulas se desvía por la Medellín-Puerto Berrío. "Es una carramenta con carga pesada y esa sí la termina de dañar", anota Gutiérrez.

El problema no se queda en la parte estrecha, también se evidencia al paso por uno de los paraderos más reconocidos, en los estaderos Rancho Grande y Punto Aparte, en cuyo frente hay una colección de huecos.

Por lo menos antes de Barbosa, en el sector de Tamborcito, donde se hundió la mitad de la banca en el costado del río, un grupo de operarios lucha para recuperarla.