Histórico

LAS FARC, ¿PADRES DE UNA NUEVA PATRIA?

29 de junio de 2013

En sus diez propuestas, las Farc dicen que hay que superar las estructuras autoritarias, paramilitares, criminales, mafiosas, clientelistas y corruptas. Es decir, tienen que superarse a sí mismas.

Ojalá se den cuenta, empiecen ya y sean ejemplo. No obstante, han afirmado que dejan las armas pero no las entregan. Mejor dicho: las guardan, por si acaso. Entonces, ¿en qué queda la seguridad nacional? Y sus armas son no convencionales, sino sofisticadas o artesanales, altamente mortíferas.

Hablan de reestructurar el Estado y de hacer una reforma política. Ellos no buscan su reinserción en un Estado que hay que mejorar, sino hacer un nuevo Estado siguiendo el modelo comunista. Mencionan la reconversión de las Fuerzas Militares legítimas.

Piden que haya garantías plenas para el derecho a ser gobierno y para la oposición. Pero Invamer Gallup dice que el 80% de los colombianos no quiere que las Farc participen en política. ¿Qué hará el gobierno Santos? Sin embargo, agregan que se deben financiar medios de comunicación para acceder a ellos. Y en el siguiente punto hablan de democratizar la información, la comunicación y los medios. ¿Acaso el pluralismo mediático no ayuda a la democracia? Van por el camino de Chávez y Correa, para no decir de Cuba y de Granma.

Ellos pretenden un Consejo de la Participación Territorial y una Cámara Territorial que reemplace la Cámara de Representantes. ¿Cuáles serán sus atribuciones?

Nada más difícil y sensible que la economía y el manejo del banco central. Pero los guerrilleros quieren que haya participación popular en el CONPES, el CONFIS y el Banco de la República. Es decir, se perdería su autonomía, y la política económica sería manejada sin la visión macro.

Participación de todas las minorías en un cuarto poder, el PODER POPULAR, así con mayúscula. Al paso que vamos, las mayorías deberán callar. Un modelo muy a lo Mao.

Participación social y popular en la integración de "Nuestra América". Obviamente es la América Latina y, sobre todo, Suramérica. ¿Debilitar más la OEA?

Una cultura política para la participación, la paz y la reconciliación nacional y derecho a la protesta y a la movilización social y popular. Todo esto está garantizado en la Carta de 1991. Lo que se controla es el desbordamiento hacia la violencia.

Una convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Esto suena muy bien, y, mejor que sea el último punto y que diga que la Constitución que surja "será el verdadero Tratado de paz, justo y vinculante, que funde nuestra reconciliación, rija el destino de la nación colombiana y la encauce hacia la mayor democratización política, económica, social y cultural". El pero está en que en ella estarán "las organizaciones guerrilleras alzadas en armas contra el Estado". Nada se habla de su desarme previo.

Creo que los negociadores del Gobierno deben exigir el desarme total como condición inicial.

Hay un tema que no tocaron las Farc: su vinculación con el narcotráfico. El Gobierno debe pedirles que lo digan públicamente y que den toda la información de laboratorios, rutas, clientes y países corresponsables.

Tampoco mencionaron las minas antipersonal. Ellos que las sembraron deben erradicarlas. No hay ni una palabra sobre el secuestro y la extorsión. Debe haber un compromiso de desarme total, abandono del narcotráfico, liberación de los secuestrados y nunca más secuestrar. Tampoco hablaron de las víctimas y la restitución de tierras. Todo esto tiene que hacerse antes de una Constituyente. Y todo esto debe estar garantizado por una veeduría internacional.

Al leer este documento queda uno con la impresión de que ellos no piensan en su reinserción a un Estado existente, sino en crear uno nuevo, a su medida. ¿Queremos que, con la venia de Santos, las Farc sean los padres de una nueva patria?.