Las perreras de Antioquia reclaman atención
Denuncias sobre albergues para perros y gatos de municipios ponen en evidencia la gran distancia que los separa de La Perla.
Ovidio, un afgano de seis años, es uno de los pocos perros de raza que hay en La Perla, el centro de bienestar animal de Medellín, modelo en Latinoamérica en protección de fauna doméstica abandonada, atropellada o herida.
Ahora camina y corre por esta finca del corregimiento Altavista, con la elegancia propia de su raza y de sus largas patas. Y pensar que hace solo dos años, tras ser atropellado, deambulaba por las calles de Guayabal con lesiones en la pata izquierda y en la cola.
Ese año, el Escuadrón Anticrueldad Animal de la Policía Metropolitana lo rescató y lo llevó a La Perla, donde hoy es uno de los más consentidos por los empleados, pues ha sido difícil que lo adopten porque tiende a escaparse de casa, con el riesgo de no volver.
A Ovidio, llamado así por la similitud que le encontraron allí con el operario Ovidio Daza Zapata, lo tratan como a un rey, como a todos los perros y gatos que encontraron en La Perla el mejor trato, mientras un hogar los adopta.
Pero no es esta la misma situación de los perros y gatos indefensos de otros municipios de Antioquia. En muchos, ni siquiera hay albergue y, aunque los animales abandonados estén en las peores condiciones, recorren las calles porque no tienen más destino. Y en otros, aunque hay albergues, estos no cuentan con aspectos básicos para garantizarles bienestar.
Uno de ellos es Marinilla, en el Oriente, donde el pasado 20 de agosto se conoció una denuncia según la cual, días antes murieron seis perros al ser atacados por dos de estos animales de raza pitbull.
Ramón Osorio, de la Asociación Defensora de Animales de Marinilla, señaló en su momento que las malas condiciones del sitio, la falta de alimento y de agua limpia, habrían llevado a estos ejemplares al desespero y a la pelea, en la que murieron los seis.
Algunas versiones expresaron que en el hecho se presentó canibalismo, pues los pitbull se comieron algunos de los cadáveres.
El alcalde de Marinilla, José Gildardo Hurtado Alzate, confirmó que seis perros murieron atacados por los pitbull, pero desmintió el canibalismo.
Sostuvo que el albergue municipal se venía manejando bien, pero los operadores cometieron el error de mezclar los dos pitbull con criollos, lo que expuso a estos al peligro.
"En el Plan de Desarrollo tenemos una línea dedicada al bienestar animal. En el tema invertimos cerca de 70 millones de pesos, que comprenden cuido, cuidadores, veterinarios y esterilización", apuntó.
Agregó que construirán un nuevo albergue porque el actual brinda mucha facilidad para que los ciudadanos abandonen animales allí. Dijo que ya hay lote disponible y casi 30 millones de pesos para la construcción. Además, que con los defensores de animales se diseñó un plano, por lo que anheló que antes de terminar el año esté lista la primera etapa.
También precisó que se canceló el contrato con la Corporación Fábula, que estaba operando el albergue. "Ahora lo manejaremos directamente y estaremos más al tanto", indicó el alcalde.
Otro caso fue el del albergue de Girardota, en el norte del Valle de Aburrá. Alejandro Posada, concejal de esta localidad por el Partido Conservador, dijo que el espacio no cumple parámetros que garanticen el bienestar animal.
Detalló que el espacio es limitado. "En 2013 aumentamos más del 100% de recursos en bienestar animal, al pasar de 40 millones en 2012 a 87 millones y medio en 2013, pero no se ve mejoría en albergue. No hay veterinario de tiempo completo, sino de un tercero", declaró.
Janeth Alzate Restrepo, secretaria de Agricultura y Medio Ambiente, explicó que en el lugar se hace aseo a diario y los animales reciben la alimentación requerida. Hace algunos días en el sitio había 18 perros y 14 gatos. Allá entran 10 o 12 ejemplares semanales y salen 5 o 6.
Anotó que el albergue es parte del aula ambiental, donde educan a la ciudadanía en tenencia responsable de mascotas. Además, fomentan la adopción y trabajan en vacunación y esterilización.
"Siento que hemos hecho excelente labor con lo que tenemos. A veces llegan con machetazos y se mandan a la clínica veterinaria", comentó y enfatizó en que el bienestar animal está en el Plan de Desarrollo.
La Alcaldía de Girardota estudia la construcción de un centro de bienestar animal rural. El concejal Alejandro Posada afirmó que en el municipio hay unos 60 perros callejeros.
La Perla, un modelo
Donde se vive una realidad distinta es en el Centro de Bienestar Animal La Perla, que funciona a plenitud desde 2007.
Etilvia Vallejo, coordinadora del programa de Bienestar Animal de la Secretaría de Medio Ambiente de Medellín, explicó que la operación del centro se da mediante un convenio con la Corporación Universitaria Lasallista.
En La Perla hay 1200 animales: 1000 perros y 200 gatos. En el mantenimiento del centro, que incluye alimentación, alojamiento, personal, laboratorio y medicinas, entre otros rubros, la Alcaldía invierte 4500 millones de pesos al año.
En esta finca trabajan 56 personas, entre operarios de limpieza, de alimentación, médicos veterinarios, sicólogos y trabajadores sociales.
"Es el único programa del país y de Latinoamérica que sostiene su centro con recursos públicos", apuntó Etilvia Vallejo y comentó que "lo ideal sería poder tener los animales con el espacio suficiente, pero como llegan tantos, no los podemos dejar en la calle".
Como hay tanta población, priorizan la atención de los enfermos, atropellados o maltratados. Si es necesario, los operan u hospitalizan y hay procedimientos para determinar si el ejemplar, por su grado de sufrimiento y de daño irreversible, requiere la eutanasia.
Allí están pendientes de las necesidades básicas de los animales. Entre ellas, hambre, estrés, salud y recreación, pues los canes son esterilizados, vacunados, tienen historia clínica detallada y microchip para identificarlos, y, aunque permanecen en celdas, son sacados a patios de recreo con regularidad. La gatera, entretanto, parece un parque de diversiones con tubos que semejan rodaderos. Los ejemplares no tienen límite de tiempo para estar allí.
Sobre la diferencia entre albergues de las localidades y La Perla, el concejal Álvaro Múnera dijo que, si bien la responsabilidad es municipal, la Gobernación debería construir un albergue regional y que los pueblos paguen por tener allí los animales domésticos abandonados.