Lo que cae en la vía se convierte en sustento
La edad y la miseria los lanzó a la calle y, quién lo creyera, es el duro pavimento el que les permite subsistir a Martín Emilio Saldarriaga y Gabriel Acosta, quienes se levantan el pan con los objetos que se caen de los carros que transitan por la autopista Sur y la avenida Regional de Medellín.
Su trabajo sobresalta a los conductores cuando los logran ver en medio de la noche, iluminados por el alumbrado público y las farolas de los vehículos, y les crispan los nervios a más de un pasajero que los ven casi arrollados por los carros, mientras que ellos caminan con aparente tranquilidad, sin quitarle la mirada al suelo.
Los dos hombres reconocen que arriesgan la vida al caminar por las orillas de los carriles más rápidos de ambas vías, pero aseguran que es la única oportunidad que les da la ciudad para asegurar un bocado de comida.
Martín Emilio dice que vive en Envigado y trabaja toda la noche, sobre todo en la Autopista, recogiendo objetos de reciclaje como tarritos de aluminio de gaseosas y cervezas, así como piezas y objetos que se caen de los carros, para llevar el desayuno a su casa, la cual comparte con una hermana y cinco de sus sobrinos.
Gabriel, antes de empezar a hablar se sienta en el sardinel de la Regional, cerca al edificio del banco de Colombia, para mostrar las ampollas que le producen el recorrer esa vía varios kilómetros con unos tenis que le regalaron.
"En el día tengo que dormir en la calle y trabajo en la noche aprovechando que ya no hay escobitas porque ellos barren todo. Me he encontrado billetes, monedas y repuestos que se caen de los carros y motos, así como tuercas y tornillos que llevo en la mañana a un taller de la Bayadera, donde me los cambian por comida.
"Cuando hay choques, agrega, también quedan muchas cosas que dejan ahí en la vía y se pueden reciclar. También me he encontrado cascos de moto y documentos, los que devuelvo, porque cuando se trata de carros casi siempre tienen el teléfono del dueño", dice, mientras esculca un sumidero de aguas lluvias.
Casi a la misma hora, 11:00 de la noche, Martín Emilio camina por la Autopista Sur, rumbo a Medellín. Como Gabriel, también se sienta en el sardinel, abatido por el cansancio.
Muestra un reloj y dice, con alegría que se lo encontró hace ocho días en el carril que da hacia el río. Es un reloj no muy valioso, pero funciona.
Con dos costales, uno que carga en el hombro y otro que lleva en su mano izquierda, Martín Emilio indica que a sus 44 años ya nadie le da empleo y por eso se la rebusca con las cosas que encuentra en la Autopista. "En ocasiones dejan bolsas de basura en la orilla y he encontrado ropa y metales que vendo como reciclaje. También tiran potes de aluminio y a los carros se les caen repuestos y tornillería, que también vendo".
William, vigilante de una de las empresas ubicadas sobre la regional, dice que a diario ve unos cuatro hombres que buscan cosas que se caen en la Regional. "Arriesgan la vida porque por lo general van por la orilla del carril izquierdo, llevo un mes aquí y casi siempre pasan después de las nueve de la noche".
Un vocero del Tránsito de Medellín indicó que con la Policía y Espacio Público están haciendo operativos para retirarlos de la vía por el peligro que corren.
Es extraña la forma de rebuscarse la vida por parte de hombres como Gabriel y Martín, pero ellos aseguran que ante la falta de opciones de trabajo, esta es una manera de subsisitir que les brinda la ciudad.