Los amistosos, la pesadilla de los entrenadores
Los entrenamientos de los clubes europeos dibujan estos días un escenario apagado, ausentes las estrellas por los amistosos y los partidos clasificatorios de las selecciones nacionales para la Eurocopa y la Copa de Africa, ambas de 2012.
Este septiembre es un mes de pesadilla para los técnicos de los equipos, que se quedan sin media plantilla y se quiebra la preparación y el aprendizaje de los nuevos sistemas en los casos de cambio de entrenador.
También es un quebradero de cabeza para los directivos de los clubes, obligados a convivir con el temor a que la estrella fichada a golpe de talonario se lesione.
La desbandada es general en toda Europa por los compromisos de la fase de grupos de la Eurocopa de 2012 y por los amistosos, pero afecta muy especialmente a los grandes equipos, ya que cuentan en sus filas con figuras especialmente importantes para los combinados nacionales.
Las ligas española e italiana, dos de las más poderosas del continente, son las que más sufrirán el parón, puesto que echaron a andar el pasado fin de semana, circunstancia que no se produce en Alemania (segunda jornada), Francia (cuarta) o Inglaterra (tercera).
El Barcelona pierde a 15 jugadores durante semana y media, uno más que el Real Madrid, por lo que las sesiones de entrenamiento se reducen a combinar con los pocos futbolistas no convocados y los de los filiales.
Reacciones
El primero en quejarse abiertamente ha sido el técnico del Real Madrid, José Mourinho, al que los amistosos perjudican de doble manera: necesita tiempo para que los jugadores se acoplen a su sistema y para que los nuevos fichajes se compenetren con sus compañeros.
El técnico portugués pidió más tiempo para trabajar -debutó con un empate sin goles en casa del Mallorca- y reconoció que el margen de mejora es exiguo porque sólo tendrá cuatro jugadores la mayoría de los días para entrenar en la semana y media de parón del campeonato.
La situación es similar en el Barcelona, pero su técnico, Pep Guardiola, parte con la ventaja de que ya tiene el sistema de juego afianzado, un sistema, además, que no ha dejado de darle títulos en las dos últimas temporadas para desesperación del Madrid.
Más de 120 extranjeros -sólo latinos, hay 91- militan en clubes españoles y buena parte de ellos suelen ser convocados por sus seleccionadores. Si a ellos añadimos los internacionales españoles, se entiende el panorama desolador de los campos de entrenamiento.
Alrededor de un centenar de partidos internacionales se celebran en semana y media, lo que supone en muchos casos para los jugadores largos desplazamientos y cambios de horario para luego regresar, cansados, a la exigencia de las competiciones nacionales y europeas de clubes.
Los presidentes de los clubes tienen una preocupación añadida: las eventuales lesiones de las estrellas. El riesgo de una lesión seria siempre está al acecho y los directivos de los clubes se preguntan quién se hará cargo del problema.
El presidente del Bayern de Munich, Karl-Heinz Rummenigge, tiene claro que la Fifa y la Uefa tienen que suscribir seguros para la cobertura de eventuales lesiones que los jugadores sufran en los partidos con sus selecciones y que luego supongan bajas prolongadas.
La demanda de Rummenigge se basa en el caso del holandés Arjen Robben, quien pese a estar lesionado disputó el Mundial y ahora ha causado baja en el conjunto bávaro, en el que no podrá volver a jugar probablemente hasta después de Navidad.
Rummenigge planea incluso pedir a la Federación Holandesa de Fútbol que asuma el salario de Robben durante el tiempo que esté lesionado.
La otra cara de la moneda es la de los propios jugadores y de los seleccionadores, los unos por vestir la camiseta nacional y los otros porque pueden contar con sus mejores estrellas.
Por poner algunos ejemplos, Vicente del Bosque está feliz con David Villa (Barcelona) e Iker Casillas (Real Madrid), Gerardo Martino con Roque Santa Cruz (Manchester City), César Farías con Salomón Rondón (Málaga), Marcelo Bielsa con Mauricio Pinilla (Palermo), Efraín Flores con Andrés Guardado (Deportivo de La Coruña) y Javier Hernández (Manchester United) y Sergio Batista con Lionel Messi (Barcelona).