Histórico

Los gatos negros no tienen la culpa

Estos animales sufren por las supersticiones. Algunos no los adoptan, por miedo.

12 de diciembre de 2013

Es un adagio, casi. Donde hay una bruja, hay un gato negro. Donde hay personajes negros, hay un gato negro. Las películas y los libros los han vuelto populares. Son una superstición.

Solo que la vida real es distinta y los gatos negros no tienen la culpa. "Sabemos que hay un rechazo muy alto. En las camadas, el que sale de último siempre es el negrito. Todavía existe el mito alrededor de ellos", expresa Catalina Yepes, médica veterinaria de la Corporación Raya.

Aún hay miedo. Para muchos, un gato negro es sinónimo de mala suerte y a la hora de adoptar, algunos preguntan primero por el color. Si es ese de pelaje oscuro, prefieren esperar. "Creen que son maléficos, que tienen muchos problemas. Es un rechazo. Yo lo llamaría racismo. Yo que tengo gatos negros, hasta tatuados, y me he dado cuenta que son los gatos que más agradecen, quizá por ser tan rechazados, tan mitificados", cuenta Camilo Marín, veterinario del Albergue Arca.

No hay nada en los gatos negros diferente a los de otros colores. Juliana Valencia, médica veterinaria de la Clínica del Gato, señala que aunque ya no hay tanto temor como antes, persiste, sobre todo, en personas mayores de 40 años.

"Hay una cosa súper importante. Todos los gatos genéticamente son negros, solo que hay un montón de genes que modifican los colores". No son distintos a los demás, incluso, precisa, quizá hasta ellos se dan cuenta del rechazo, que son más especiales. "Es muy raro ver uno agresivo. Compensan ese maltrato con ser maravillosos".

El color de los gatos, explica Catalina, sí tiene que ver con su forma de ser, porque va ligado a su genética. También depende del entorno y el espacio donde nacieron. "Los negros son sociables, tiernos. La mayoría son muy tranquilos. No son exageradamente juguetones ni muy independientes, como dicen. Yo tengo cuatro y son muy sociables".

El cambio es despacio. Hay una generación, incluso, que solo quiere adoptarlos a ellos, por lo mismo: vencer el mito. En la Fundación Orca se nota, dice Marcela Díaz, la directora. En los cinco años que llevan, al principio era muy complicado, pero ahora, a muchos encantan. Solo una excepción para octubre, de parte de ellos, por pura precaución. "Uno sí tiene miedo de entregarlos en ese mes, porque le da susto que cojan al gatico para ritos o algo así".

La suerte no está en el gato. Los negros son gatos, como todos los gatos. Lo que está en ellos, sin duda, es amor.