Histórico

Los pasos con Venezuela

En momentos en que Colombia reanuda este jueves el diálogo con Ecuador, los ecos de la reunión del pasado fin de semana en Caracas siguen marcados por el optimismo y la prudencia. El pago de 200 millones de dólares, de US$800 millones que les deben a empresarios colombianos, es un alivio temporal, pues no hay reglas claras para el resto. El tema de seguridad fronteriza sigue siendo una prueba ácida para las relaciones.

23 de agosto de 2010

En momentos en que la Canciller María Ángela Holguín vuelve a empacar sus maletas para viajar a Ipiales y sentarse con su homólogo ecuatoriano, pasado mañana, todavía se siente el optimismo y se hace más necesaria la prudencia en torno a los primeros resultados de la reunión del pasado fin de semana en Caracas, Venezuela.

El buen ambiente que marcó la reunión es reflejo del clima de entendimiento que ha comenzado a marcar la relación binacional y en eso ha sido fundamental la buena "química" de la Canciller con el Presidente Hugo Chávez, no de ahora, sino del papel que Holguín desempeñó como embajadora en Caracas durante la Administración Pastrana.

A esa buena amistad hay que sumarle pragmatismo y prudencia y el Presidente Juan Manuel Santos ha fijado claramente que el restablecimiento pleno de las relaciones con Caracas debe ser un proceso lento, pero con pasos seguros. Creemos que debe ser igual con Ecuador, máxime cuando con ese país existen aún "temas sensibles" no resueltos.

Todo ha pasado muy rápido y los resultados de toda esta diplomacia demandan un compás de espera, pues la experiencia demuestra que con la misma facilidad que se avanza, se retrocede, sobre todo, conociendo los cambiantes estados de ánimo del gobernante venezolano y sus dificultades internas.

Compartimos por su importancia estratégica la prioridad que se les quiere dar a los temas económicos y de seguridad fronteriza. Conocidas y apremiantes son las dificultades por las que están pasando muchas empresas colombianas. Algunas de ellas tuvieron que cerrar sus plantas, ante los incumplimientos por parte de Venezuela en el pago de sus exportaciones.

Que se haya decidido el pago de 200 millones de dólares de una deuda que supera los 800 millones puede ser un alivio, pero no la solución definitiva a los riesgos que aún existen respecto del comercio binacional por falta de reglas claras en ese tema. Ese debe ser el punto de partida, no de llegada, de la renovada relación comercial entre ambos países y en eso respaldamos plenamente la posición asumida por el Consejo Gremial y Analdex.

En el otro tema, el de seguridad fronteriza, sí que hay que caminar con pies de plomo, pero sin vacilaciones. Colombia ha reconocido, de todas las formas, las dificultades que representa para ambos países compartir una frontera tan extensa como porosa, plagada de actores violentos y grupos al margen de la ley que hay que enfrentar de manera conjunta y decidida.

La comisión conformada para tal fin debe recoger no sólo iniciativas de ambas naciones, sino permitir que otros organismos internacionales independientes puedan acompañar en alguna parte del proceso la verificación de lo que se está haciendo para perseguir y combatir a esos grupos armados ilegales, en especial las Farc y el Eln, y su conexidad con el narcotráfico.

No resultaría comprensible, en aras de blindar las nuevas relaciones, que Chávez ignore las numerosas y evidentes pruebas presentadas por el gobierno de Álvaro Uribe sobre la presencia de grupos guerrilleros en Venezuela. Esa es una prueba ácida para comprobar qué tan consistentes y duraderas son las nuevas relaciones binacionales.