LUZ Y TINIEBLAS DEL POETA MÁS DESIGUAL
Pombo fue mucho más que el llamado poeta de los niños de los Cuentos pintados. Gracias a un intenso operativo de rescate literario se han revelado la riqueza, la complejidad, las luces y sombras y la abundancia de su producción en verso y en prosa, en este año del centenario de su muerte, ocurrida el 5 de mayo de 1912.
Hace muchos años, cuando conversaba con mi Profesor de Literatura (mi papá), me intrigaban sus referencias a la creación paradójica de Rafael Pombo : Cómo pudo concebir la blasfema y extensa Hora de Tinieblas el mismo autor de J uan Matachín, Doña Pánfaga, La pobre viejecita, Simón el Bobito de los versos infantiles y el poeta romántico de Noche de Diciembre: Noche como ésta, y contemplada a solas/ No la puede sufrir mi corazón:/ Da un dolor de hermosura irresistible/ Un miedo profundísimo de Dios.
He sabido, por la biografía de Héctor Orjuela, el agradable anecdotario de Jorge Reynolds Pombo y la conferencia de Óscar Hincapié , que Pombo se arrepintió casi de haber escrito en los años de la juventud esa secuencia escéptica de estrofas sombrías, esa protesta radical contra la vida misma, ese regaño a la Providencia por la Creación.
De Hora de Tinieblas recuerdo, por ejemplo nada ejemplar, estos versos de profundo malestar existencial: ¡Oh, qué misterio espantoso/es este de la existencia! También estas imprecaciones repulsivas a la luz del humanismo: Si en la nada estaba yo/ ¿Por qué salí de la nada/ A execrar la hora menguada/ En que mi vida empezó?
Y esta versión exagerada del pecado original: Desde el vientre maternal/ ya éramos siervos del mal.
Es un poema escrito en mal momento de pesimismo visceral. Ni siquiera ese poema puede invocarse como prueba reina para que el pasado condene al culto, versátil, universal y fecundo periodista, ensayista, traductor y Gloria de las letras nacionales , como se le exaltó en justos homenajes.
Pombo es una suerte de espejo del alma colombiana, llena de alturas y hondonadas. En la Antología crítica de la poesía, Andrés Holguín expresó este concepto: "Pombo es quizá el poeta más desigual que ha tenido Colombia.
Nadie le iguala en bellezas altísimas; tampoco en caídas y prosaísmos; en versos estelares, aislados, y también en inútiles versos de circunstancia". (Tal vez entre estos últimos cabrían las coplas simpáticas al bambuco).
La obra amplia, diversa y por años dispersa de Pombo estamos leyéndola hoy en día con la admiración debida a los valores nacionales de las letras, si queremos hacer resistencia intelectual en un país tan proclive a enaltecer como héroes a los villanos y maleantes y ningunear a los verdaderos forjadores de la cultura que algún día nos hará mejores como seres humanos.