Histórico

Mafia de Medellín merca fusiles en Miami

Las armas más exclusivas son compradas a 2,9 millones de pesos en E.U. y revendidas a 20 millones.

05 de mayo de 2012

Parado en la entrada de la estación policial de Belén y dándose palmaditas en el chaleco antibalas, el oficial dijo: "esto no es que sirva de a mucho".

Era una tarde de mediados de 2009 y el uniformado, batallador y sobreviviente de la arriesgada operación 'Orión' en la comuna 13, tenía un dejo de preocupación.

"Están diciendo que los bandidos tienen una nueva arma que traspasa los chalecos, es como un fusil chiquito y dispara las mismas balas que esa pistola FiveSeven que le han cogido a 'La Oficina', y el proveedor no entra vertical, como en las armas normales, sino que se mete horizontal", relató.

Un aparato de semejantes características nunca se había visto en Medellín, y habría permanecido cual mito urbano, de no ser porque un año más tarde, un craso error de la delincuencia lo sacó a la luz.

A la medianoche del 31 de octubre de 2010, los niños disfrazados revoloteaban por los pasillos de la urbanización Siempre Verde, en el barrio la Loma de los Bernal.

Al son del "triki triki Halloween", golpearon la puerta de un apartamento en el piso 14. Adentro había bulla y ruido de copas. Un inquilino, con la razón nublada por el alcohol, espantó a los infantes con un arma de fuego.

Los chicos avisaron a sus padres y a las 00:05 a.m. del 1 de noviembre, dos patrulleros arribaron a la propiedad.

El huésped de nuevo abrió, empuñando la pistola Jericho 9 milímetros y al verlos les tiró la puerta, pero ellos la retuvieron. En el lugar estaban el residente de 20 años y tres visitantes.

En el registro, los patrulleros encontraron un objeto extraño en el suelo. "Al principio pensamos que era de juguete, de esas de paintball, hasta que confirmamos la verdad", relató en esa época el coronel Fredy Buitrago , comandante del Distrito Suroccidente de la Policía Metropolitana.

Aquella cosa era un subfusil o subametralladora FN Herstal PS90 de fabricación belga, el primero incautado en la historia de Colombia. Un arma liviana, exclusiva, cuyos proyectiles atraviesan el blindaje de carros y chalecos... el rumor se hacía realidad.

Es del mismo calibre (5.7 x 28 milímetros) y fabricante de la pistola FiveSeven, llamada por los mercenarios mexicanos la "matapolicías", que había aparecido en la ciudad en 2009.

Pasarían 14 meses para otro hallazgo similar. El 10 de enero de 2012, el Grupo de Operaciones Especiales (Goes) allanó una casa en la calle 39C con carrera 38E del barrio Las Palmas.

En el sitio, custodiadas por una muchacha de 19 años, había ocho armas, 500 gramos de marihuana y 300 de base de coca.

La sorpresa la marcó, de nuevo, un subfusil FN Herstal PS90, aunque también dos pistolas FiveSeven, tres Glock, dos Pietro Beretta y un par de silenciadores.

Según el informe oficial, el material decomisado "pertenece al combo 'Las Palmas', que se dedica al microtráfico de estupefacientes, hurto de automotores y sicariato; hace parte de la estructura de 'Sebastián', cabecilla de 'La Oficina'".

A la joven, novia del dueño de la casa, el juzgado 41 Penal Municipal le aplicó una detención domiciliaria por conservación de armas y municiones de defensa personal y uso privativo de las Fuerzas Militares.

El 17 de febrero pasado, las autoridades volvieron a toparse con este letal artefacto, después de la captura en un centro comercial de El Poblado de Franklin Vargas Cardona , apodado "Frank". La Policía allanó un apartamento suyo en el municipio de Envigado, encontrando encaletados, entre otras cosas, dos ejemplares del PS90, 480 millones de pesos, 5.000 dólares y 4.000 euros.

La Fiscalía le imputó concierto para delinquir agravado, porte ilegal de armas y falsedad en documento público, cargos que el procesado negó antes de ser asegurado en la cárcel El Pedregal. "Frank" es hermano de Ericson Vargas , alias "Sebastián", un presunto líder de la organización "La Oficina".

La ruta
Las citadas incautaciones son las únicas cuatro que se han presentado en el país de este subfusil, cuyo origen se remonta a 1994.

Los belgas lo fabricaron respondiendo a una petición de la Otán, que requería un instrumento de asalto con más capacidad que una pistola para confrontar enemigos dotados de blindaje, pero sin la pesadez del fusil convencional, cuyo tamaño dificultaba ataques en sitios cerrados. Así nació el Proyecto 90, que daría nombre al arma (P90).

Si la Fuerza Pública de Colombia no la usa, ¿entonces cómo llegó al mercado negro local? Un funcionario que les ha seguido el rastro, manifiesta que los ejemplares son adquiridos en tiendas de Miami, E.U., y de allí enviados a las mafias criollas por mar y aire.

El modus operandi que aplican los vándalos es pagarle a un americano para que compre el artículo, y después exportarlo a nuestra nación.

"Utilizan empresas de envío clandestinas, y los mandan desarmados y escondidos en electrodomésticos o autopartes. Algunos llegan a nombre de empresas fachada, que solo figuran en el papel", explica la fuente, añadiendo que el control en las aduanas de E.U. y Colombia es poco riguroso en este sentido.

El golpe ejecutado por el Goes en Las Palmas ha sido muy revelador en el contexto de esta ruta, pues la investigación posterior arroja que esas armas fueron compradas en Miami por distintos hombres de ascendencia latina. Se supo porque no alcanzaron a borrarles el número serial.

El PS90 decomisado en el operativo lo compraron el 20 de noviembre de 2010 en la tienda Miami Police Supply. Este negocio posee un sitio web en español, donde se puede consultar el catálogo del arsenal. Su slogan es "los mejores precios de la red".

La pistola Glock 9 m.m. fue adquirida el 17 de mayo de 2000 en la tienda Lou's Police Supply; la Glock 45 en 2006 y la Glock 40 en 2011, en Miami Police Supply.

Las dos FiveSeven las compró el mismo sujeto en ese almacén, en diferentes días de septiembre de 2011.

La mercancía ingresa a Antioquia por Urabá. El 14 de diciembre de 2010, gracias a una llamada anónima, la Sijín interceptó un taxi en la vía Apartadó-Carepa, que llevaba una batería de carro en el baúl, dentro de la cual camuflaban cuatro FiveSeven.

Otro mecanismo de transporte urbano son las caletas en vehículos, como una acondicionada en el airbag de un automóvil Seat de "Frank". El 6 de marzo pasado la Policía mostró su contenido: un fusil AK-47, tres pistolas, un revólver y municiones. "Creemos que en talleres del sur del Valle de Aburrá acondicionan esas caletas", comenta el funcionario.

Los compradores
Profesionales en Balística Forense del Grupo de Criminalística de la Sijín, indican que los cuatro subfusiles que han llegado al Valle de Aburrá son del modelo PS90, es decir, el de corte civil, semiautomático, con disparo tiro a tiro (la versión militar es el P90, con disparos en ráfaga).

Aún así, su uso está restringido por el Decreto 2535 de 1993, que normatiza el empleo de las armas.

En contraposición, en E.U. este mismo artefacto es considerado de defensa personal y uso deportivo. "Allá existen tiendas especializadas, porque la compra y venta de armas es legal y un derecho de la gente en ese país, basta tener ciudadanía americana y ser mayor de edad", reitera el experto.

Un agente policial cuenta que "por lo general las armas del mercado negro tienen el serial limado, lo que dificulta hacer el rastreo". Sin embargo, los técnicos aplican un proceso de restauración de números seriales en el laboratorio, logrando recuperar en algunos casos la información.

Después se la entregan a la ATF (agencia de E.U. que regula el comercio de alcohol, tabaco y armas), para que inicie las indagaciones en ese territorio.

Para los profesionales de la Sijín, hay dos razones por las cuales estos subfusiles llegaron a Medellín, en plena lucha de bandas ilegales (del 2008 al 2011): "el que tenga el arma más moderna, demuestra más poder", opina uno. Otro agrega: "entre los bandidos hay una guerra fría, un combo con esos fusiles puede intimidar a otro que solo tiene revólveres".

Con artefactos y municiones belgas ya ocurrieron asesinatos en el área metropolitana, aunque no se ha esclarecido si con la pistola o el PS90.

El hecho más representativo acaeció el 2 de julio de 2010, cuando masacraron a ocho personas en un bar de Envigado, en un enfrentamiento de mercenarios. En el lugar quedaron múltiples vainillas del calibre 5.7 x 28 m.m.

Más allá del estatus delincuencial, importar estos modelos es un negocio lucrativo para los traficantes. En la tienda Buds Police Supply de Miami, por ejemplo, una FiveSeven cuesta entre 855 y 1.050 dólares (de 1'500.430 a 1'842.634 pesos), y en el bajo mundo local las venden entre 12 y 15 millones de pesos, por lo que el margen de ganancia es alto; el PS90 vale allá 1.669 dólares (2'928.911 pesos) y aquí 20 millones de pesos, según datos policiales.

El tráfico de estos modernos aparatos en Antioquia, está monopolizado por tres cofradías: "La Oficina", en cabeza de "Sebastián" (los cuatro subfusiles están asociados a esta organización, asegura la Policía); las Autodefensas Gaitanistas o "Los Urabeños", y una banda del Magdalena Medio, al parecer, liderada por un descendiente del exjefe paramilitar Ramón Isaza.

Los agentes de la Sijín expresan que en E.U. hay control sobre la venta, pero no en la posventa, por lo que un arma pasa de mano en mano hasta llegar a los maleantes paisas.

La Dijín emitió una alerta a la delegación de la ATF en la Embajada de E.U. en Bogotá. "Ahora el FBI vigila a quienes compran pistolas FiveSeven", acota el funcionario experto.

Sin embargo, en el tintero queda el problema de que un arma que es prohibida por decreto en Colombia, se comercialice en E.U. como de uso personal, y al final termine en poder de los sicarios de Medellín, haciendo inútiles los chalecos de la Fuerza Pública.