Manizales llora por el barrio Cervantes
AL PARECER, UN tubo roto habría causado el deslizamiento en el que, según el reporte inicial, perdieron la vida seis personas y 120 resultaron damnificadas. En la vereda El Castillo, de Calarcá, Quindío, un deslizamiento tapó dos casas y murieron cuatro personas.
Luis Fernando Rodríguez madrugó a trotar al estadio Palogrande, pero cuando pasaba por la emisora Ondas del Otún las sirenas de los carros de los organismos de socorro lo frenaron. Ahí se enteró de que un deslizamiento de cerca de 250 toneladas de tierra se había llevado varias casas de familiares en el barrio Cervantes, de Manizales.
De un lado para otro, Luis se la pasó parte de la mañana buscando información sobre sus seres queridos. Se cansó de averiguar y sacó fuerzas, esas que aparecen en momentos de angustia, para cargar baldes llenos de lodo a la espera de una noticia.
"¿Quién se va a imaginar una tragedia de estas? Tengo un hermano en cuidados intensivos en Barranquilla y donde se dé cuenta de esto, se muere", le relató a Luis uno de los afectados.
Denuncian filtraciones
Daisy Hernández, madre de una de las víctimas señaló que a las 6:30 de la mañana sintió que la casa traqueaba. Ella, logró salir, pero su hij Walter García se estaba bañando y no alcanzó a huir.
Recordó que ella y algunos de sus vecinos habían ido a Aguas de Manizales para denunciar filtraciones en la zona. "En esa montaña siempre manaba agua y ellos no hicieron nada. Incluso ahora que no había agua la gente venía (...). Los de Aguas de Manizales nos dijeron que lo que había era aguas lluvias", recordó Daisy.
Rescatistas improvisados
Humberto Galeano vive hace 54 años cerca al lugar de la tragedia. A las 6 a.m. oyó un un estruendo, como el de una bomba, que lo sacudió.
Se asomó a la ventana y se dio cuenta que la naturaleza arrebató más vidas en Manizales. "Nunca había pasado una cosa de estas por acá, el terreno aparentemente no tenía problemas, pero mire lo que pasó en segundos".
Él fue uno de los primeros en meterse al lodo con los organismos de socorro para tratar de rescatar personas. En dos horas de trabajo ayudó a sacar dos muertos.
El vigilante Jhony Alberto Hoyos también apoyó esta labor. Salió de trabajar a la madrugada y se fue a descansar a la casa de su mamá, en el barrio Cervantes.
Cuando vio la magnitud de la tragedia corrió a colaborar. Pasadas las 9 a.m., después de unas tres horas de duro trabajo, salió para tomar un descanso y un poco de agua. A los 20 minutos regresó para tener la esperanza de encontrar personas con vida.
Según el reporte preliminar de la Cruz Roja, 13 personas. Donde los socorristas, policías y voluntarios trataban de devolver una esperanza de vida a los que lograron escapar.