Memoria a la lata
La historia de la violencia se puede leer en los muros de la ciudad. Grafitis que construye memoria.
"Zirk vive". Lo dicen las paredes mientras que sus dibujos se multiplican por todo Medellín. Desde que él, uno de los grafiteros más talentosos fuera asesinado en el mes de junio, sus amigos de la Puff Crew de Aranjuez han multiplicado los trazos que lo caracterizaron como una forma de rendirle homenaje. Y así, Zirk vive.
A través del grafiti, son varios los colectivos artísticos de la ciudad que, consciente o inconscientemente, desarrollan creativos procesos de memoria colectiva.
No se trata, como creen algunos, de negarse a pasar la página de la violencia. ¿Para qué recordar? Calmado, con voz pausada, responde Daniel Jaramillo , grafitero y estudiante de Ciencia Política: "Para no repetir".
Él hace parte de Grafiti de la cinco, colectivo y escuela de Castilla que cree en la creación artística como impulsor de duelos simbólicos. "Los caídos no serán olvidados", dibujaron en una de las paredes del barrio Alfonso López.
"Nadie podrá hacerle daño a nadie... aunque piense y diga diferente", es el mensaje de otro de los grafitis que se pueden leer en Castilla.
Otro de los barrios que ha documentado sus tragedias en lienzos de cal y ladrillo es San Javier. Allí los mártires de la cultura y el hip hop que han caído en medio de las balas tienen, por lo menos, cinco grafitis dedicados a su nombre.
Uno de ellos se llama A la memoria. Según Daniel Felipe Quiceno , quien prefiere que lo llamen El Perro, cuenta que este es un "homenaje a los parceritos caídos donde recordamos que teníamos unos sueños en común, los cuales tenemos que cumplir".
Días atrás, antes de que la incertidumbre de los últimos días regresara a las calles de la estigmatizada 13, El Perro recorría la comuna narrando la dura historia de la cual hablan sus grafitis.
Como él, son muchos los que piensan que cuando las paredes hablan, los corazones no olvidan.