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Mesones: una carta variada

Desde granito y acero hasta cuarzo combinado con materiales sintéticos, hay variedad de opciones para los mesones de cocina.

24 de junio de 2010

Imposible imaginar una cocina sin mesón. Es en estas superficies de trabajo donde se preparan y se sirven los alimentos.

De ser vaciados en concreto y enchapados en cerámica de 10x10 centímetros, recuerda el arquitecto Felipe Aguirre, de Blanco Arquitectura, los mesones "se fueron cambiando por superficies sin tantas ranuras que no acumularan bacterias".

Entre los materiales más tradicionales que se han usado y que siguen vigentes en los mesones de cocina está el acero inoxidable y el granito.


Mezclas con fuerza
Rodrigo Arango, arquitecto de La Casa Ideal, señala que ahora tienen mucha fuerza el uso de materiales "semisintéticos".

El quarztone es uno de ellos, una combinación de 95 por ciento de piedras de cuarzo y 5 por ciento un aglomerante sintético. "Tiene las mismas o mejores propiedades que los granitos naturales y permite diversidad de acabados sin vetas, sino más planos", explica Arango.

Agrega que el quarztone tiene menos absorción que un granito ya que no es un material poroso sino compacto, por lo mismo no requiere ningún tipo de sellado.

Otro que entra en esta categoría es el Silestone, "una piedra de ingeniería cuya composición es 93 por ciento cuarzo y 7 por ciento resina", explica Víctor Manuel Rozo, diseñador de Hipercentros Corona.

Resalta que dentro de la resina, el Silestone tiene un componente llamado Microban, que previene que las bacterias se reproduzcan en el mesón, haciéndolo higiénico y de fácil mantenimiento.

"Es altamente resistente al rayado, las manchas y a los impactos", agrega Víctor Manuel Rozo.

Otros materiales usados en los mesones son el corian y el granato. El primero es una resina acrílica y la segunda una resina poliéster, según explica Arturo Zapata, gerente de Transformaciones Virtuales.

Entre las ventajas de estos materiales, cuenta Zapata, es que son ciento por ciento recuperables en caso fracturas y, además, permiten hacer uniones imperceptibles.

Funcionalidad, resistencia y, cómo no, estética, deben primar al elegir el material para el mesón de la cocina.