Histórico

Muertos de hambre

10 de julio de 2008

El niño llevaba al colegio una cajita. En el descanso de la media mañana se retiraba a un rincón del patio escolar y abría su "lonchera". Como si se tratara de golosinas, sacaba y comía cucarachas. Él vivía en un barranco contiguo a una de las quebradas de la zona nororiental de Medellín. Desde muy pequeño se quedaba con el gato en el rancho de madera que ocupaba con su madre, una trabajadora de los bares del centro de la ciudad.

De tanto pasar las tardes y las noches solo y encerrado, acosado por el hambre, se enseñó a cazar bichos y a comérselos en compañía del felino. Su caso lo conoció a mediados de la década de los noventa un funcionario de la Consejería Presidencial para Medellín. Resumía la orfandad y la desnutrición en medio de las cuales crecían los jóvenes de esas laderas cruzadas por las balas y el caos.

Aquel ejemplo revive cuando veo a tantos niños en la calle, deambulando a veces solos y a veces con sus hermanos y padres, en busca de un pedazo de comida. No solo ocurre en Medellín, poblada de desterrados, sino en otros lugares del país. Niños indígenas embera que mueren de hambre en Chocó. Niños desnutridos de Ciudad Bolívar, en Bogotá, con déficit de atención o marginados de clases para ayudar a conseguir alguna moneda o algún mendrugo que alivien la hambruna hogareña.

El Programa Mundial de Alimentos advierte que sin comida no son posibles "paz duradera, democracia, ni desarrollo". En Colombia, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, el 13% de los niños sufre desnutrición crónica y el 10% tiene peso inferior al normal.

Hace apenas diez días encontré estas noticias en la prensa: Preparan marcha contra el hambre y la pobreza en Sincelejo (diario El Heraldo) y Muertes por desnutrición agobian a Barranquilla (Caracol Radio internet). La marcha en Sucre la organizan campesinos que denuncian la falta de alimentos. En Barranquilla el hambre cobró dos víctimas: una niña de un año y ocho meses y un adulto-mayor de 68 años.

En el portal de la emisora, una nutricionista y dietista de la Universidad Nacional comentó: "la gente piensa que los desnutridos están en África (...) la situación más crítica la enfrentan Boyacá, Guajira y Chocó. Colombia es un país con gran cantidad de recursos, pero la inequidad en la repartición de los mismos, sumada a la carencia de políticas sociales serias", provocan una "situación nutricional crítica".

A veces nuestros niños, en ese abandono tan estructural, terminan aprendiendo a comer cucarachas. O a veces simplemente mueren de hambre, a la par con ancianos que tienen la piel pegada a los huesos. La seguridad democrática muestra una indiscutible y necesaria eficacia militar, pero es tiempo de que también nos sirva para llenar algo más que bocas de fusiles.