Mujeres con madera... de café
LA DUREZA DEL árbol de café cede ante la mano delicada de las empleadas de Madera de Café. Valor agregado tiene la producción.
Marta, Claudia, Isabel y Francis son nombres poco comunes para un aserradero, una carpintería o una ebanistería, pero en el complejo industrial de Madera de Café, en Hispania, ellas se mezclan con la fuerza masculina para transformar los troncos de café en pisos, puertas o tableros.
Estas madres cabeza de hogar hacen parte de una "carpintería arquitectónica" en la que el Grupo Monarca ha invertido 15 millones de dólares -financiados por el Idea y otras fuentes- y que en dos semanas iniciará la producción en serie de los primeros 300 metros cúbicos de sólidos laminados maderables, para los mercados nacional e internacional, y en pocos meses la producción aumentará hasta 2.000 metros cúbicos por mes.
Para ellas y para otras 150 personas de este municipio del Suroeste, la entrada en operación de la compañía representa una oportunidad laboral. En esta pequeña loclidad, a pesar de la riqueza del café, las posibilidades de empleo, en oficios del campo, son muy escasas.
"El trabajo se hace pesado cuando en vez de madera de café traen roble, porque llega en trozos más largos y gruesos, pero en general es una labor que podemos ejecutar sin problemas" afirma Claudia Herrera, madre de dos hijos, quien hasta hace dos meses trabajaba ocasionalmente en un hotel.
De hacha y machete
El grupo de mujeres se encarga de seleccionar la madera de café que llega a la empresa. Deben ser trozos derechos, de 52 centímetros de largo y un mínimo de 3,5 centímetros de grosor, que pasan por un cepillo de cuatro caras, una máquina italiana conocida como Giga Café, capaz de procesar 60 metros lineales de madera por minuto, y que debe emplear cuchillas mejoradas de cerámica o tungsteno, para que la dureza del palo de café, superior a la de la teca, no agote el filo con facilidad.
Luego se hacen estibas que permanecen un mes en los hornos de secado y luego se llevan a la planta de procesamiento donde los trozos reciben el tratamiento final y se transforman en puertas, pisos o tableros.
Para estas mujeres, resulta fundamental que a partir de enero de 2011 la empresa empiece a cumplir con los pedidos hechos desde Estados Unidos, y que el proyecto, iniciado hace dos años, se consolide.
Más que madera
Al decir de Mauricio Henríquez, gerente de Madera de Café, la propuesta es ambiciosa, pues al tradicional beneficio del grano, cosa que desde hace muchos años adelanta la Federación de Cafeteros, y la novedad de aprovechar el árbol de café como materia prima, el propósito va encaminado a que toda la planta de café sea aprovechada.
El residuo del proceso de la madera de café, que hoy sirve de combustible a las calderas de la planta de secado, también será usado para la producción de biocombustible, se estima que de un metro cúbico de viruta prensada se podrían obtener 400 litros de alcohol.
La planta para el proceso de obtención de alcohol está en fabricación y se espera ponerla en funcionamiento en enero próximo.
Madera de Café y la Universidad de Antioquia también están desarrollando un trabajo para obtener de la misma viruta del cafeto, sometido a un complejo proceso de plasma frío, lignina, un polímero útil para la generación de energía, a través de transformadores que se mandaron fabricar en México y que llegarán a Hispania a comienzos de 2011.
La idea es disponer de una planta de generación eléctrica propia, que abastezca el complejo industrial y el excedente será ofrecido para el suministro de energía del pueblo. En todos esos desarrollos, que las mujeres de Madera de Café desconocen, se invierten otros 6 millones de dólares.
Potencial del negocio
El que 65.000 hectáreas de las 130.000 hectáreas de cafetales que tiene Antioquia estén infectadas por la roya, se constituye en una oportunidad para que los productores, obligados a renovar sus cultivos, obtengan algún beneficio de los árboles arrancados.
Para Salvador Toledo, gerente de la planta maderera, unos 30.000 palos de café podrían ser usados como materia prima; cada trozo que cumpla las especificaciones (52 centímetros de largo por 3,5 centímetros de ancho), se paga a 220 pesos si hay que recogerlo, o a 280 pesos si es llevado a la planta.
La clave está en educar al caficultor, para que la zoca del café se ejecute adecuadamente, y comprenda que en su oficio no sólo los granos maduros generan utilidad.
Las cuentas son halagüeñas: un metro cúbico de materia prima cuesta alrededor de 200.000 pesos, y el proceso de transformación llega a unos 800.000 pesos, es decir un millón de pesos.
El valor del metro cúbico de madera de café procesado, puesto en el mercado, es de 1.700 dólares, o sea 3 millones 71 mil 900 pesos.
Con esos números y la confianza en el éxito de esa apuesta, las empleadas de la moderna carpintería esperan mejorar sus ingresos, y que se contraten más mujeres.
Convencer a caficultores
La esperanza laboral para las mujeres de Hispania o el Suroeste antioqueño en Madera de Café, radica en que un país como el nuestro que tiene sembradas un millón cien mil hectáreas de cafetales, entienda que la zoca, que es cercana al 20 por ciento anual, y genera 1.200 millones de palos es un negocio potencial y exponencial.
Los análisis de la empresa señalan que de 50 árboles de café se obtiene una rastra de madera, lo que quiere decir que el potencial anual de aprovechamiento sería de 24 millones de rastras, equivalentes a cuatro millones de metros cúbicos de madera para uso de carpintería.
Con esa proyección un caficultor recibiría 2.500 dólares por hectárea zoqueada, cifra que podría aumentarse hasta 4.000 dólares si aplica mejoramientos al cultivo.
El aprovechamiento maderable del café sería tan rentable como el beneficio del grano. Si se tiene en cuenta que son 566.000 las familias productoras de café en Colombia, el aprovechamiento de la madera de café sería un hecho de trascendencia social y de generación de empleo.
En Madera de Café piensan que se necesita un cambio cultural en la caficultura, pues la utilización de éste subproducto dinamizaría la economía campesina, y atraería un beneficio ambiental al dejar de talar 120 mil hectáreas de bosque.