Histórico

Nare reza para que baje el agua

El 80 por ciento del municipio sigue inundado. Se han habilitado 11 albergues para seis mil damnificados a los que llegan las ayudas.

22 de abril de 2011

Durante la celebración de la última cena en la iglesia San Luis Beltrán, más de cinco mil personas tenían los pies bajo el agua en Puerto Nare.

Eran las tres de la tarde y mientras el cura Carlos Alberto Reyes bendecía el pan y el vino, el lavatorio de los pies ya estaba consumado en los barrios Héctor Duque y el Último Palo.

"Tenemos el agua hasta la letra C", dijo Azael, quien vende frutas y verduras en la plaza de mercado, la misma que cubren las aguas de los ríos Nare y Magdalena.

Las constantes lluvias trajeron las crecientes el pasado 15 de abril a las 8 de la noche.

Primero fue la presión del Nare, que por el costado norte del pueblo se metió entre el alcantarillado, los sanitarios y los grifos.

Y después el cauce del Magdalena que se salió de madre y cubrió las calles y las casas, hasta dos metros, de toda el ala oriental del municipio.

Hasta ahora los sectores más afectados de la cabecera son La Séptima, La Sexta, La Quinta, San José, Héctor Duque y el Último Palo.

Repartición... de frazadas
Pocos fueron los feligreses que se atrevieron a visitar la iglesia mientras sus casas seguían tapadas por el agua. Pero los pasajes bíblicos con balsas y multiplicación de panes y de peces, se repetían en las cuadras que escaparon a los ríos y en los 11 albergues donde se resguardaron seis mil personas.

En total 12 toneladas de comida y de artículos de aseo, dadas por la Gobernación de Antioquia, fueron entregadas a los afectados.

"No tenemos un censo exacto del número de damnificados porque hay gente que no ha querido salir de sus casas, pero creemos que son más de seis mil", dijo Viviana Posada, directora de la Seccional de Salud de Puerto Nare.

Solo en la Institución Educativa Carlos Antonio Duque hay 280 personas que salieron de sus barrios en chalupas cargadas de camas y de electrodomésticos.

"Tuvimos que abandonar todo", aseguró José Luis Trujillo, un hombre de 70 años.

"Alcanzamos a sacar los colchones, una neverita y el televisor", remató su hija Martha.

En el momento de la elevación (cuando el cura Reyes miró al cielo), el sol del Magdalena Medio siguió reverberando sobre el agua que cubre a Nare y las balsas desfilaron por los recodos de la calle Séptima.

El panorama fue igual en el corregimiento de La Sierra, centro comercial de la localidad.

La alegoría de la Semana Santa allí se repitió. De casa en casa, los balseros (como apóstoles) pescaron a más personas que insistían en permanecer en sus casas pese a tener el agua hasta el cuello.

También el alcalde Ever Abad Ramírez distribuyó los mercados en los lugares más perjudicados.

Como en el barrio La Angostura donde vive Haidelberg Cadavid, quien salió de su casa para salvar su vida. "Me tuve que ir para un albergue en Nare con mi esposa y mis dos hijitos", relató este puertonareño.

En La Sierra doblaron las campanas que recordaron el comienzo de la pasión de Cristo. Los lugareños ya cargaban su propia cruz. Con poca comida, y autos, motos, camas y muebles estropeados, insistieron en sacar el agua con baldes.

"Es incalculable la catástrofe en Puerto Nare. Cuando baje el río vamos a saber verdaderamente la magnitud de esta tragedia", dijo el alcalde Ramírez.