Natalie Portman, un cisne tras el Oscar
Nunca fue patito feo. Desde que inició su carrera en el mundo de la interpretación, estaba claro que aquella niña de Beautiful girls se convertiría en un auténtico cisne de la interpretación.
Difícilmente se encuentran títulos fallidos en su carrera. Serena y frágil, delicada pero con la fuerza interior de quien es capaz de hacer frente a cualquier reto, la que fuera la Reina Amidala de La guerra de las galaxias está decidida a que 2011 sea su año en lo profesional y en lo personal. Pronto será madre, una experiencia que le llena de alegría y esperanza ante el futuro.
Dos cisnes
En El cisne negro interpreta a Nina, una bailarina de una compañía de ballet de la ciudad de Nueva York cuya vida, como la de todos los de su profesión, está completamente absorbida por la danza. Cuando el director artístico decide sustituir a la primera bailarina en la nueva producción de la temporada, El lago de los cisnes, Nina es su primera elección. Pero tiene una seria competencia: una nueva bailarina, que también ha impresionado gratamente al director.
El lago de los cisnes requiere una bailarina que pueda interpretar tanto al cisne blanco, con inocencia y elegancia, como al cisne negro, que representa la astucia y la sensualidad. Nina se adecúa perfectamente al primero de esos papeles, pero Lily es la absoluta personificación del ave acuática oscura.
Dura preparación
“Nina es una bailarina muy entregada y trabajadora, pero también es obsesiva -explicó la actriz en una entrevista cuando presentaron el filme en Cannes-. Todavía no posee una personalidad propia como bailarina ni como mujer, pero mientras busca su sensualidad y sentido de la libertad, su carácter va cambiando progresivamente”. Natalie reconoció en esa ocasión que también esa búsqueda constante suponía para ella “todo un reto interpretativo”.
Diez meses duró la preparación de la actriz para lograr que los pasos de baile fueran los de una auténtica bailarina profesional. Natalie baila clásico desde los cinco años, una disciplina que ha seguido practicando a lo largo del tiempo por el placer de sentirse en forma.
El deseo de interpretar a una mujer que centrara su vida en el ballet supuso un aliciente para soportar un duro entrenamiento, de cuyos frutos está disfrutando el resultado, en estos momentos.
“Hice muchos ejercicios de danza, nadé mucho y alcé pesas, así como entrenamiento combinado para evitar lesiones, pues la danza es tremendamente dura para el cuerpo”, asegura la actriz.
También reconoce lo difícil que le resultó retomar el ballet a los 28 años de edad. “No eres consciente realmente de todo lo que cuesta conseguir un nivel de élite. Cada pequeño gesto tiene que ser muy concreto y estar lleno de delicadeza y elegancia. Yo ya sabía que iba a ser un reto, pero nunca sospeché lo duro que iba a resultar físicamente”.
Y de ese duro entrenamiento resultó una relación personal con el coreógrafo de la película, Benjamín Millepied, de quien los amigos de la actriz no hacen muy buenos comentarios, a pesar de haberse convertido en su marido y en el padre de su hijo, según el portal dedicado a la farándula, perezhilton.com.
Buen comienzo
Pese a ello, nada va a empañar este feliz comienzo de año que se inauguró al obtener el prestigioso premio Globo de Oro como Mejor Actriz Dramática. La actriz competía con Halle Berry (Frankie and Alice), Nicole Kidman (Rabbit Hole), Jennifer Lawrence (Winter's Bone) y Michelle Williams (Blue Valentine).
Ella ya sabe lo que son las mieles del éxito pues, en 2005, se llevó a casa un Globo de Oro, en aquella ocasión como Mejor Actriz de Reparto por su participación en Closer.
Natalie también fue galardonada con el Critic's Choice Awards y, sin duda, es la gran favorita para llevarse el Oscar a Mejor Actriz el próximo 27 de febrero.