¿No hay debates sin tv?

Todas las encuestas que se adelantan en Colombia para medir los niveles de aceptación o rechazo; de prestigio o desprestigio de las instituciones nacionales, dan como resultado que ninguna le compite en la peor calificación al Congreso Nacional.

Y la culpa a nuestro juicio la tienen los propios parlamentarios, que al presentar una proposición, de cualquier orden, exigen que el debate se haga con transmisión por televisión en vivo y en directo y es ahí donde el pueblo se da cuenta de la pésima calidad de nuestros congresistas.

Unos que posan de voceros de las regiones atropellan el idioma de manera flagrante; otros desconocen los temas y posan de pontífices; muchos más ni siquiera saben de qué están hablando, pero deben aparecer en la pantalla chica para que los vean de pronto algunos desocupados que sintonizan el Canal del Congreso.

Reconocemos que uno que otro congresista demuestra seriedad y buen manejo de los temas, pero éstos son una minoría. La gran mayoría contribuyen al desprestigio de la institución y gran favor le harían a la democracia y al parlamento, pidiendo cada vez que intervengan, que esa sesión sea secreta.