NOBLEZA Y PERDÓN EN JEAN VALJEAN
Jean Valjean tenía todas las justificaciones para ser un hombre resentido: estuvo 19 años en la cárcel por robar un pan para sus sobrinos que se morían de hambre, salió con libertad condicional con el título de "hombre peligroso" que le impedía reinsertarse y encontrar un trabajo digno.
Sin embargo, el encuentro con un obispo, sus consejos y buenas acciones, le cambian la vida y le muestran que a pesar de los sufrimientos extremos que ha padecido, muchos de ellos a causa de una rígida concepción de la justicia humana, el corazón del hombre es capaz de perdonar y se puede vivir una vida llena de sentido.
Los Miserables, esta célebre novela de Víctor Hugo, ha regresado a la pantalla grande con la película de Tom Hooper, se complementa muy bien con el musical estrenado en 1985 en el que Alain Boubil y Jaen-Marc Natel, con la música de Claude-Michel Schöberg, tuvieron la genialidad de lograr una rica síntesis de esta extensa y conmovedora novela, publicada en 1862, y de engalanarla con melodías que transmiten fuertemente el dolor que tantos franceses padecieron durante y después de la revolución así como la lucha por la injusticia social que sufrieron los hombres de aquella Francia de los siglos XVIII y XIX.
Sorprende que, pese a las fuertes críticas que el autor plantea contra el la Iglesia Católica, tanto la novela como la película conserven de forma tan nítida los valores esenciales del cristianismo: el perdón, la honestidad, la caridad y la confianza en Dios. Valores de los que Víctor Hugo era un fiel defensor.
Los Miserables plasma la manera como en momentos de extremo dolor, el hombre puede vivir la nobleza en su máxima expresión.
Valjean, además de sacar a la desdichada Fantin de la vida tan baja que tenía, la acompaña hasta su lecho de muerte y se compromete con hacerse cargo de su pequeña hija Cosette, quien se convierte en la familia que no pudo tener por haber pasado los mejores años de su vida encerrado.
Entre el fango rescata al joven revolucionario Marius, pretendiente de su hija adoptiva, a quien le salva la vida; y lo que es más noble aún, se atreve a dejar en libertad su persecutor: Javert, ese inflexible policía, cumplidor de la ley a toda costa, que gasta sus energías en perseguir a Valjean para verlo nuevamente tras las rejas.
Si bien se trata de una novela, nada de lo que narra Los Miserables es ciencia ficción. La nobleza y la bondad son posibles aún para quien tiene una vida llena de injusticias y soledad.
Aún así es posible dejar entrar el perdón al corazón y traducirlo en actos de bondad que se vuelven difusivos y que serán los que nos lleven a la vida eterna. Esa es la principal lección que nos da Jean Valjean.