Obsesiones que dejan de ser ordinarias y asustan
La sicóloga clínica española, Amparo Bellock, habla de las posibilidades de recuperación de quienes padecen un trastorno obsesivo compulsivo.
El trastorno obsesivo compulsivo o TOC es una patología que sufre el 2,5 por ciento de la población mundial. Es una enfermedad que hace pocos años se consideraba parte de los trastornos de ansiedad y que, según los expertos, ya es tratada de manera individual por sus características. La buena noticia es que tiene un alto porcentaje de cura si se detecta a tiempo.
De hecho, quien la padece puede vivir una vida normal con un tratamiento acoplado a su problema y apoyado por un especialista. Solo es necesario aprender a reconocer los síntomas.
La sicóloga clínica española, Amparo Bellock, que estuvo de visita en Medellín y que acompañó diferentes charlas en la Universidad de San Buenaventura, habló con El Colombiano acerca del trastorno, de las otras enfermedades que pueden resultar de allí y cómo se combate en el mundo.
¿Qué es el trastorno obsesivo compulsivo?
"El TOC es un trastorno de ansiedad que por sus características especiales, síntomas y tratamiento, es diferente a los demás. Lo primero que resaltaría es que las obsesiones no son pensamientos raros como uno pensaría, sino que son mucho más comunes. Todos tenemos pensamientos desagradables que se meten en nuestra cabeza en contra de nuestra voluntad y que interrumpen lo que hacemos. Ese es el germen de una obsesión. El problema es cuando ese pensamiento te asusta y le das tanta importancia que acaba siendo real".
¿Qué síntomas nos permiten identificar el inicio de esta patología?
"Por ejemplo, en los más pequeños, cuando tardan mucho en arreglarse, que se quedan mucho en el baño, que al lavarse las manos se demoran más de lo normal, que ponen de manera meticulosa sus zapatos, que preguntan a mamá si apagaron bien las luces o tardan mucho en hacer sus deberes y que además se irrita con facilidad cuando se les interrumpe, esos son indicios de que pasa algo. En el adulto es algo parecido. Todos tenemos manías, formas de hacer las cosas diferente, pero cuando le decimos a esa persona que se apure porque llegaremos tarde al trabajo o a una cita y la persona se enfada muchísimo porque para él es más importante lo que está haciendo ahí puede haber una semilla de un trastorno".
¿Qué tratamiento hay para detener esta conducta?
"Lo primero es reconocer la enfermedad. Que cuando nos damos cuenta que nuestro hijo, papá o mamá tienen síntomas, no les digamos "no te preocupes, estás pensando tonterías", porque para el individuo enfermo no son tonterías, están amargándole la vida y decirle eso es como decirle a alguien a quien le pica un brazo "no te rasques". Cómo decirle que no se preocupe si el problema de él consiste en preocuparse. Lo segundo es una terapia cognitiva conductual y combinando, cuando es necesario, con fármacos. La tasa de recuperación es de un 70 por ciento".
¿Qué otras enfermedades se pueden asociar al TOC?
"Hay enfermedades como la hipocondría, que es la preocupación obsesiva por la posibilidad de enfermarse o el trastorno dismórfico corporal, que es la obsesiva preocupación por la apariencia física, donde la persona no tolera lo que él considera "defectos" y hace verdaderos sacrificios por eliminarlos".
¿Hay algún lugar en el mundo donde sea más común encontrar personas que padezcan esto?
"Si hablamos del TOC es más o menos igual de prevalente en todo el mundo. Los trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia aparecen en mayor medida en países donde están cubiertas las necesidades básicas alimentarias.
Hay en ocasiones una importante carga genética, no son enfermedades hereditarias, pero si se ha visto que en un 50 por ciento de personas que tienen trastornos, también hay algún familiar que tiene problemas como la depresión, trastornos sicóticos o autismo, entre otros".