Histórico

Olvídense de Chávez

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13 de enero de 2010

La historia de amor de los textileros y confeccionistas colombianos con Venezuela está llegando a su fin. Y todo por cuenta de su gran inestabilidad cambiaria y política, amén de lo mala paga que se han vuelto los clientes de ese país.

Este se había convertido en el principal mercado de las exportaciones de telas y ropa. Iván Amaya Villegas, presidente de Ascoltex, recuerda que en 2008 ambos sectores comercializaron en todo el mundo bienes por 2.200 millones de dólares, de los cuales 1.200 millones correspondieron a Venezuela. Su pálpito es que en 2009 esa facturación al hermano bolivariano cayó, dramáticamente, por debajo de los 400 millones de dólares.

¿Toca mirar a otro destino?, le preguntó este diario al dirigente gremial.

"Sí. Y esa no es solo una decisión sensata, sino imprescindible, necesaria. Estamos obligados a ello".

En una línea de pensamiento similar se mueve Carlos Eduardo Botero Hoyos, director ejecutivo del Instituto para la Exportación y la Moda (Inexmoda).

A la mano tiene datos con corte a octubre de 2009 y los mismos reflejan un evidente deterioro en la generación de divisas. Al cierre del décimo mes la descolgada en textiles y confecciones era del 45 por ciento, al pasar de unas exportaciones de 1.000 a 548 millones de dólares.

Al mirar las cifras en forma desagregada, se aprecia que las confecciones retrocedieron de 659 a 215 millones de dólares entre enero-octubre de 2008 e igual período del 2009, para un descenso del 67 por ciento.

La baja de los productos textiles fue menor, de apenas el 3 por ciento, al evolucionar de 343 a 332 millones de dólares.

Por supuesto que Venezuela no es el único cliente que ha bajado el ritmo de sus compras de productos de la cadena textil-confección. Al mes de octubre del año anterior las ventas de ropa a todos los destinos mundiales sumaba 573 millones de dólares, o sea un 51 por ciento menos que los 1.162 millones de dólares contabilizados en los diez primeros meses del 2008.

En el caso de los textileros, la baja fue del 9 por ciento, pues pasaron de generar 539 millones de dólares en divisas, a 489 millones de dólares.

La recomendación de Botero es que quien tenga cuentas de cobro pendientes, que busque la manera de recogerlas. Tampoco es algo simple. El año anterior la Andi realizó un sondeo para mirar cómo estaba la cartera y encontró que a textileros y confeccionistas colombianos les estaban debiendo en Venezuela unos 100 millones de dólares.

En la primera mitad del 2009 pagaron algo, pero de ahí en adelante los giros se congelaron. Amaya Villegas comenta que las obligaciones pendientes suman 70 millones de dólares, de los cuales 50 corresponden a exportaciones de confecciones y el resto a los textiles.

¡No hay que irse!
Salir corriendo de Venezuela no es una receta que seduzca a Jorge Alberto Velásquez Peláez, ex director de Proexport en Caracas.

Lo primero que aclara es que una buena tajada de las exportaciones de textiles y confecciones a Venezuela eran ficticias. Detrás existía una maniobra cambiaria. El importador venezolano simulaba la compra y accedía a un dólar preferencial de 2,15 por bolívar fuerte. Luego iba al mercado libre y obtenía por esa divisa una tasa de cambio de 5 o 6 bolívares. Igual podía comprar una prenda por 5 dólares, pero registrarla en 10 o 15 dólares, con lo cual le quedaba un buen margen para especular en el mercado cambiario.

Eso, dice el consultor, se presentaba también, con las infladas ventas de carne, calzado y ganado al país de Chávez. En su opinión, si las importaciones de textiles y confecciones se hacen con dólar de 4,30 por bolívar, no habría razón para salir en estampida de ese mercado. Si no es así y los compradores deben rebuscarse las divisas en el mercado libre, cuyo precio apenas se está formando, entonces habría que darle un giro a los negocios con los venezolanos.

Tanto Botero, como Villegas y Velásquez coinciden en la necesidad de abrir nuevos mercados. Los dos gremios ya le están caminando a eso. Las oportunidades se han visto en Ecuador, con el que se están normalizando las relaciones comerciales, México, Canadá, Centroamérica, Europa y con el mismo Estados Unidos, aprovechando la prórroga del Atpdea.

Así mismo, dice Botero, hay que explotar más el consumo en Colombia, que equivale a más de dos veces el mercado de exportación.