Histórico

Paréntesis

29 de junio de 2011

Aprender y enseñar cada día es lo que todos hacemos, acaso sin tener conciencia de esa misión.

Somos discípulos y maestros los unos de los otros y cada vivencia llega para ayudarnos a ser mejores. Todo llega para el bien.

En esta perspectiva los "males" son exigentes lecciones y los "bienes" son pruebas camufladas. Todo depende de la capacidad de aceptación, el amor que irradiamos y de nuestra respuesta.

Una muerte puede abrirnos a la vida y una enfermedad puede llevarnos a cambios positivos.

Un triunfo puede llenarnos de soberbia, un cargo de despotismo y las riquezas de indiferencia y egoísmo.

La clave no está en las cosas en sí mismas, sino en el manejo, en el amor o en el desamor. Y la mejor decisión es crecer en conciencia, aprender con humildad y enseñar con bondad y sin falsas pretensiones.