PEDRO Y PABLO: APÓSTOLES DE LA PLURALIDAD
Hoy conmemora la Iglesia a los apóstoles Pedro y Pablo. El primer papa y el primer gran misionero de la Iglesia Católica.
Pedro, inicialmente llamado Simón, pescador de Galilea, fue uno de los primeros discípulos de Jesús. Su nuevo nombre -"piedra"-, expresa la misión de representar a Jesús como fundamento de su Iglesia (Mateo16, 13-19), y que éste le confirmó al preguntarle tres veces si lo amaba después de su triple negación.
Desde el inicio de su labor apostólica sintió el llamado de evangelizar también a los no judíos (Hechos 10, 1-48). Fue crucificado en Roma durante la persecución de Nerón hacia el año 67, en la colina del Vaticano, donde luego se construyó la Basílica de su nombre.
Pablo, nacido en Tarso -en la actual Turquía-, judío, ciudadano romano instruido en la secta de los fariseos, se convirtió al cristianismo a partir de la experiencia narrada en los Hechos de los Apóstoles (9, 1-19) -evocada también en uno de sus discursos (Hechos 26, 4-20) y en sus cartas (1ª Corintios 15, 8-9; Gálatas 1, 13-16)-, cuando Cristo le dijo: "Saulo, ¿por qué me persigues?" Cambió este nombre por Paulus -"pequeño"-: "Yo soy menos que el más pequeño de quienes pertenecen al pueblo santo; pero Dios me ha concedido este privilegio de anunciar a los no judíos la buena noticia de las incontables riquezas de Cristo." (Efesios 3, 8).
Sus restos reposan en la Basílica de San Pablo Extramuros de Roma, ciudad donde fue decapitado entre los años 58 y 67, también por orden de Nerón.
Las profesiones de fe de Pedro -"Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mateo 16, 16)-, y de Pablo -"Es Cristo quien vive en mí, y la vida que ahora vivo en el cuerpo la vivo por mi fe en el Hijo de Dios" (Gálatas 2, 20)-, constituyen la base del Credo cristiano: reconocer en Jesús al Hijo de Dios, Ungido (en hebreo "Mesías" y en griego "Christos") para realizar la misión de liberar al ser humano de cuanto le impide ser feliz, y hacer presente en la tierra el Reino de Dios, reino de justicia, de amor y de paz.
Ambos reconocieron la universalidad y la pluralidad cultural en la Iglesia (Hechos 15, 1-21).