Histórico

Perfil José Miguel Insulza

24 de marzo de 2010

El reelegido secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, es un hombre de contrastes que tiene detractores y adeptos por igual, pero ante todo es un líder pragmático y un negociador incansable en busca del consenso.

El diplomático chileno, a punto de cumplir 67 años, es abogado de profesión y político de corazón.

Quienes le conocen bien aseguran que es amable, divertido y hasta entrañable; que se preocupa por los demás y disfruta conversando y contando chistes, pero afirman que, sobre todo, es una "máquina" que trabaja sin descanso en favor del consenso.

Insulza, un convencido demócrata, es también un hombre en constante ebullición. Controlador, ambicioso, enérgico y temperamental pero, sobre todo, hábil.

Aún así, unos afirman que sirve al "imperio" (Estados Unidos), otros le reprochan falta de mano dura contra gobiernos como el de Hugo Chávez. Pero él recibe estos comentarios con resignación salpicada de ironía porque está acostumbrado a recibir críticas.

Y es más, a pesar de que en algunos momentos de su gestión le han llovido las críticas, el "Pánzer" está convencido de que durante los últimos cinco años, la Organización de Estados Americanos (OEA) ha ganado relevancia.

Pero en su mandato, como en su persona, hay claroscuros.

Triunfos
Entre sus logros está la mediación en la crisis política de Nicaragua en 2005, la participación entre 2006 y 2009 en el proceso de cambio y transformación democrática en Bolivia y el apoyo al restablecimiento de la Corte Suprema de Justicia de Ecuador en 2005 y al proceso de reforma constitucional en 2007-2008.

También se cuenta la crisis política en Guatemala de mayo de 2009, y la intervención y mediación en la crisis colombo-ecuatoriana en 2008, así como el levantamiento consensuado de la suspensión de Cuba en la OEA el año pasado.

Lunares
En el otro lado está la crisis abierta en Honduras a partir del golpe del 28 de junio, que la OEA fue incapaz de resolver.

Este asunto le quitó el sueño. Y se le vio tan cansado como decidido a restaurar el orden constitucional en Honduras, a pesar de que no fue posible.

El golpe en Honduras, quizá, revivió en él angustias del pasado.

Insulza vivió el golpe que llevó al poder al general Augusto Pinochet en 1973, y esto marcó su vida política y personal. Fueron 15 años en el exilio, primero en Roma (1974-1980) y después en México (1981-1988).

El titular de la OEA inició su actividad política durante sus años de estudiante y creó, junto a otros jóvenes, el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) que apoyó la candidatura presidencial de Salvador Allende, en cuyo Gobierno (1970-73) participó activamente.

Hasta 1973 sirvió como asesor político del Ministerio de Relaciones Exteriores y como director de la Academia Diplomática.

Durante su exilio en Roma, siguió comprometido con la lucha por devolver la democracia a su país y también en México, donde fue investigador y profesor universitario.

Insulza regresó a Chile a principios de 1988 y se integró en la Concertación de Partidos por la Democracia, la coalición que venció en el plebiscito en contra del régimen de Pinochet, y en todas las elecciones democráticas celebradas en el país desde 1990 hasta enero de este año cuando ganó la derecha con Sebastián Piñera

Durante este período, además de ocupar cargos relevantes en la Administración del presidente Patricio Alwyn (1990-1994), Insulza fue canciller del Gobierno del presidente Eduardo Frei a partir de 1994.

Desde ese puesto tuvo que revivir la pesadilla de su pasado, pues tuvo que dirigir las negociaciones con el Gobierno de Tony Blair para lograr el regreso de Pinochet a Chile, después de su detención en 1998 en Londres, por orden del juez español Baltasar Garzón.

Insulza, quien siempre sostuvo que Pinochet debía ser juzgado en su propio país, logró su objetivo en el 2000.

En 1999 fue ministro secretario general de la Presidencia, y un año después se convirtió en ministro del Interior y vicepresidente con el presidente Ricardo Lagos.

Siempre coqueteó con la Presidencia de su país. Pero en el 2005, decidió probar suerte en la arena internacional y consiguió, en una reñidísima votación, hacerse con la Secretaría General de la OEA, que disputó con el entonces canciller mexicano Luis Ernesto Derbez.

La Presidencia chilena volvió a tentarle en el 2009. Pero al final se resistió a probar suerte y renunció a ser candidato, por lo que, durante otros cinco años, Washington seguirá siendo "su casa".